“Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:6, 7).
Lectura: 1 Pedro 3: 1-7.
Un matrimonio no sano:
Un matrimonio no sano es lo opuesto de lo que hemos leído en este texto. En él la mujer sí teme amenaza, amenaza de violencia, de ser ignorada como castigo, teme los enfados del marido, y tiene mucho miedo del divorcio y del abandono. En este matrimonio ella está controlada por el miedo y por la vergüenza (3:6).
No vivir con la mujer sabiamente es no comunicarse con ella, no tener comunión con ella, no entenderla, y no saber lo que ella necesita de la relación para estar feliz. También el no vivir con ella sabiamente es tratarla con menosprecio, no honrarla, avergonzarla en público, no protegerla como vaso más frágil y lastimar sus sentimientos. En fin, es hacerla pensar que no vale nada (3:7).
¿Cuándo pasa esta relación en que la mujer no es feliz y no se siente amada, a ser una relación de abuso? Cuando la tónica general de la relación es violenta, en palabra y en hecho. Cuando la mujer está siendo usada exclusivamente como esclava en la casa y objeto sexual.
¿Cuándo es necesario contemplar el divorcio? Estudia 1 Cor. 7:1-40. Este capítulo es vital. Hay que obedecer todo él. He escrito extensivamente sobre ello en otras ocasiones. Según mi comprensión, depende de muchas consideraciones: ¿Te pega? ¿Pega a tus hijos? ¿Abusa sexualmente a tus hijos? ¿Es alcohólico? ¿Va con otras mujeres? ¿Con hombres? ¿Es violento? ¿Es peligroso? ¿Mantiene económicamente a la familia? ¿Es enfermo mental diagnosticado? ¿Te acusa, te culpa y te grita continuamente?
Si este es el cuadro y no se somete a recibir ayuda profesional, y no hace nada para cambiar, hay otra serie de preguntas: ¿Qué dice tu cultura? ¿Conviene a tus hijos o les haría más daño? Lo primero es el bien de los hijos, no la felicidad de la mujer. La felicidad no es el factor determinante, sino la integridad física; ¿peligra tu vida? ¿Tienes recursos tú misma para mantener a los hijos? ¿Qué dicen tu pastor y tu iglesia? ¿Cómo entiendes la voluntad de Dios tal como es revelada en las Escrituras en cuanto a este tema? A lo largo de la historia, las mujeres han aguantado mucho, pero el apóstol Pablo enseña que hay un límite más allá del cual no tiene que someterte si hay una posibilidad de escape. Si no, la gracia de Dios te sostendrá. Él enviará ayuda de otras fuentes para que puedas seguir adelante con Su presencia, Su paz y Su gozo. El Señor está contigo.
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