LA MUJER ABUSADA (1)

“Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros, porque estamos muy hastiados de menosprecio. Hastiada está nuestra alma del escarnio de los que están en holgura, y del menosprecio de los soberbios” (Salmo 123:3, 4).
 
Lectura: Salmo 123:1-4.
 
            Creo firmemente en el matrimonio tal como fue constituido por Dios y creo que hemos de hacer todo lo que está a nuestro alcance para defenderlo. Pero hay casos excepcionales. El tema que tenemos por delante es muy complejo, y no lo es menos para la mujer cristiana que es abusada, porque, en principio, ella cree en la sumisión a su marido y en el perdón, pero estas dos cosas se tienen que matizar mucho en su caso. ¿A qué tratos tiene que someterse? ¿Y cómo funciona el perdón en su caso?
 
            Antes que nada, tenemos que decir que la mujer creyente suele tardar mucho en darse cuenta de que está siendo abusada si este abuso es verbal, porque ella no es orgullosa y admite que tiene muchos fallos. Cuando el marido los recalca, ella suele estar de acuerdo con él, que debe mejorar. Y no suele vengarse, así que toma el golpe con humildad. Lo que necesita ver es la intención detrás de aquel que la critica. Si es ridiculizarla, menospreciarla, humillarla, o pisotearla, no vale. Si es un continuo, si su marido suele tratarla de esta manera, ella lo tiene que frenar. Lo que pasa es que la mujer que no se valora es la que suele ser menospreciada, y no suele defenderse.
 
            Vamos a mirar el perfil del hombre que abusa: Por regla general es posesivo, controlador, egoísta, determinado a salirse con la suya, no tiene en cuenta a los demás, vive su vida para sí mismo, no se puede hablar racionalmente con él, reacciona mal si lo intentas, te mete miedo, y te amenaza con el abandono. Si es alcohólico, esto lo complica mucho más. La mujer abusada por regla general es una persona que carece de autoestima, introvertida, tímida, insegura y llena de complejos. Siempre disculpa al marido, intenta ser comprensiva, lo defiende delante de los demás y aguanta su conducta inaceptable. Como creyente se somete a esta conducta porque cree que es su deber. No lo cuenta a nadie porque cree que tiene que ser leal, y porque le da vergüenza. Se siente culpable, porque piensa que está siendo de mal testimonio. Una mujer cristiana se mete en esta clase de relación porque o bien se ha casado con un inconverso, o bien con un hombre que profesa fe en Cristo, pero no la vive. Ella ha visto señales de advertencia durante el noviazgo, pero cree que con el tiempo él va a cambiar.
 
            ¿Dios quiere que la mujer soporte malos tratos verbales? Depende mucho del país en que se vive. Vamos a hablar de la mujer que vive en Europa o en América del Norte o América del Sur, pues en los países africanos u orientales la mujer no suele tener otra opción salvo la de aguantar. Cuando por fin ella se da cuenta de que esto se llama “malos tratos” lo que tiene que hacer es presentar su caso delante de Dios y preguntarle lo que debe hacer. Necesita una estrategia. Esto depende de muchos factores. ¿Tienen hijos en casa? ¿Ella es independiente económicamente? ¿Es joven con salud? ¿Su marido ha sido diagnosticado con una enfermedad mental? ¿Sus padres están de su parte? Vamos a mirar unos casos bíblicos.

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