“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley” (Gal. 4:4-5).
Lectura: Salmo 40:1-3.
Esperar en Dios es una de las cosas más difícil que tenemos que hacer como creyentes. “Vino el cumplimiento del tiempo” y Dios cumplió fielmente su promesa a Adán y Eva, pero tardó miles de años en hacerlo. Hablando de la segunda venida de Cristo el apóstol Pedro dice: “El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza” (2 Pedro 3:9). Pero lo matiza diciendo que: “Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3:8, NVI). Allí está nuestro problema: para nosotros mil años es muchísimo tiempo y un día es sólo 24 horas. Por eso Dios nos da el fruto del Espíritu que se llama “paciencia”, y otro fruto parecido que es la longanimidad. ¡Esperar es tan difícil que requiere dos frutos! La palabra longanimidad en la Biblia se refiere a la pacienciay perseverancia para afrontar situaciones adversas sin caer en el desánimo. Esta palabra se compone de dos palabras que significan “largo ánimo”. El apóstol ora para que los creyentes de Colosas estén “fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad” (Col. 1:11).
En la Biblia tenemos muchos ejemplos de personas que tuvieron que esperar muchos años para que Dios cumpliese lo prometido:
- Abraham esperó 25 años para recibir la promesa de un hijo.
- Jacob esperó 7 años para casarse con Raquel y luego 7 más.
- José estuvo en la cárcel en Egipto muchos años esperando a que fuese liberado.
- José estuvo en Egipto más de 20 años esperado volver a ver a su padre.
- Los hijos de Israel estuvieron en Egipto 400 años esperando su liberación.
- Israel esperó 40 años en el desierto para entrar en la Tierra Prometida.
- Ana esperó muchos años para tener a Samuel.
- David fue ungido para ser rey de Israel con 16 años y fue coronado rey con 30.
- Los exiliados en Babilonia esperaron 70 años para volver a Jerusalén.
- Elizabet, la madre de Juan Bautista, esperó muchos años para tener un hijo.
- Jesús lleva esperando 2,000 años para volver a reinar.
También los hubo que no esperaron el tiempo de Dios y sufrieron las consecuencias:
- Abraham no esperó a que Dios le diese un hijo por su esposa Sara y engendró a Ismael.
- Saúl no esperó a que Samuel viniera para ofrecer el sacrificio y perdió el reino.
Por lo tanto:
- “Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor” (Sal. 27:14).
- “Confía callado en el Señor y espérale con paciencia” (Sal. 37:7).
- “He aquí, como los ojos de los siervos {miran} a la mano de su señor, como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos {miran} al Señor nuestro Dios hasta que se apiade de nosotros” (Sal. 123:2).
- “Por tanto, el Señor espera para tener piedad de vosotros, y por eso se levantará para tener compasión de vosotros. Porque el Señor es un Dios de justicia; ¿cuán bienaventurados son todos los que en El esperan!” (Isaías 30:18).
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