UN BUEN REPASO (1)

“El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí y confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres. Y puestos en pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios” (Nehemías 9:1).
 
Lectura: 6-14.
 
            ¡No es de sorprender que Israel progresase bajo el liderazgo de Nehemías y Esdras! Pasaron horas unidos como pueblo escuchando la lectura del libro de la ley, confesando sus pecados y adorando a Dios. ¡Tuvieron un culto de doce horas! ¿Cuándo es la última vez que nosotros hemos participado en una reunión parecida? Muchos de nosotros hemos ido a retiros y campamentos; hemos celebrado reuniones de todas las iglesias de nuestra denominación o de todas las iglesias de nuestra comarca, pero nunca hemos celebrado una reunión como esta. Lo más parecido que yo he conocido es cuando nos juntamos jóvenes de una docena de países en una gran fábrica abandonada en Bélgica para pasar una semana de reunión tras reunión todo el día, todos los días, con noches de oración que duraron hasta la madrugada, y todo llevado a cabo en condiciones sencillas, bajo una poderosa unción del Espíritu de Dios. Aquello cambió nuestras vidas y cambió la Iglesia del Señor en muchos países. Esto fue con Operación Movilización bajo el poderoso liderazgo de George Verwer hace más de 50 años. Él acaba de pasar a la presencia del Señor. ¿Levantará el Señor a otro como él? ¿Habrá más líderes como Esdras y Nehemías?
 
            La oración de Esdras fue monumental. Dura desde el versículo 6 hasta el versículo 37, y no tiene desperdicio. Él hizo un repaso de la historia de Israel desde Abraham hasta el día actual, haciendo referencia a un momento histórico significante tras otro, destacando lo que Dios hizo y como el pueblo respondió, confesando su desobediencia y rebeldía en cada época de su historia en contraste con la gracia y la misericordia de Dios. En resumidas cuentas: “No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz” (9:17). “Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso” (9:31). Reconoce que Dios ha sido justo en todo lo que han sufrido: “Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros, porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo” (9:33). No han obedecido la ley, y la consecuencia es lo que están viviendo ahora: “He aquí que hoy somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien” (9:36). La riqueza de la tierra la están disfrutando “los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados… y estamos en grande angustia” (9:36, 37). Esdras ha confesado su pecado y sus consecuencias, y ahora termina su oración prometiendo fidelidad a Dios en este nuevo comienzo en la tierra que Dios prometió a sus padres. Firman este renovado compromiso con Dios los príncipes, levitas y sacerdotes.
 
            Si tú te encuentras en grande angustia por tu pecado, haz un repaso de cómo llegaste a estar en esta situación, confiésalo y firma un compromiso con Dios de que desde ahora en adelante vas a vivir en obediencia a su Palabra, tal como hicieron estos hermanos nuestros. Su ejemplo es la salida de la derrota.  

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