“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento y le preguntaron sus discípulos, diciendo, Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9:1, 2).
Lectura: Juan 9:1-7.
Una de las maneras de estudiar la Biblia es comparar dos historias. Vamos a comparar la sanidad del paralítico de Juan 5 con la historia de la sanidad del ciego de Juan 9 en base a 7 preguntas:
- ¿Cuáles eran los orígenes de las dos enfermedades?
El paralítico estaba enfermo debido a su pecado (Juan 5:14), pero el otro hombre era ciego de nacimiento. Su ceguera no vino como resultado de su pecado, ni por el pecado de sus padres (Juan 9:3). A veces la enfermedad viene por el pecado, y a veces no. Ciertos pecados afectan a nuestra salud como pueden ser el alcoholismo, la droga, la glotonería y ciertas actividades sexuales y estados emocionales.
- ¿Qué dicen ambas historias acerca de Jesús y las obras del Padre?
Las dos historias hablan de Jesús y las obras del Padre. En la historia del paralitico Jesús dijo: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo también” (5:17). En la historia del ciego Jesús dice: “Me es necesario hacer las obras del que me envió” (9:3, 4). ¿Cuáles son estas obras? Una de ellas es mostrar quién es quién, es decir, quiénes son los de Dios y quiénes no lo son. Jesús sirvió como criba. Separaba los justos de los injustos. Mostró que los fariseos no honraban al Padre, porque no aceptaban al que envió (5:23). Él fue como catalizador. Algunos reaccionan a favor y otros en contra de Jesús. Estos eran los dos grupos. Él salva a algunos y muestra que otros merecen la condenación por cómo son. La gente muestra sus colores con Jesús. El paraliticó lo rechazó y el ciego lo aceptó. El primero era ingrato, impío, injusto y sin fe en Dios, y el segundo era honesto, consecuente y leal. Esta es la obra del Padre: clasificar. En 9:39 Jesús dice: “Para juicio he venido. Para para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados”. Jesús sacó a luz la ceguera de los fariseos en cuanto a las cosas espirituales. No veían ni comprendían nada. Lo mismo pasa con nosotros. La gente reacciona frente al evangelio que predicamos mostrando cómo son. Esto es muy duro para nosotros cuando muestran ser ciegos espiritualmente.
- Compara el método de sanidad de las dos historias.
En ambos casos alguien le llamó la atención a Jesús sobre el hombre en cuestión. En el caso del paralítico, el texto dice que Jesús supo que llevaba 38 años enfermo. Alguien se lo habría comentado. Con el ciego los discípulos preguntaron quién pecó. En ambos casos Jesús no puede dejar a la persona como el objeto de un comentario; la sana. Para él cada persona es importante; no es un historial, sino un ser humano con necesidades, y el Señor las atiende.
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