¿QUÉ PIDE DIOS DE LA MUJER? (13)

       

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa”. (1 Pedro 3:1, 2).
 
Lectura: 1 Pedro 3:1-7.
 
Dios desea que la mujer esté sujeta a su marido, casta y respetuosa.
 
     Esta es la fórmula para tener paz en el hogar, sobre todo si el marido no es creyente. Al marido se le ha de tratar con respeto para que se sienta valorado y apreciado. De esta manera desempeña su responsabilidad como cabeza del hogar con más ilusión, sabiendo que su esposa lo apoya, agradece el trabajo que hace para mantener a la familia, y depende de su criterio. Sabiendo esto, él busca la voluntad de Dios para la familia, realiza su trabajo como ministerio para el Señor, y procura el bien de su familia, sacrificándose por ella. Esto lo ayuda a amar a su mujer y tenerla en consideración. Los dos pueden funcionar bien como equipo cuando la esposa apoya a su marido, y él muestra consideración por ella. Una palabra de crítica desanima al marido y una palabra áspera entristece a la mujer. Pero cuando la esposa expresa aprobación de lo que hace su marido y él la trata con ternura, el hogar funciona bien, tal como Dios tuvo el propósito de que funcionase.
 
     Al igual que Pablo, el apóstol Pedro dice que la conducta de la mujer sea casta. No hay lugar en el matrimonio cristiano para amistades particulares de la mujer con otros hombres, ni para amistades particulares del marido con otras mujeres que excluyan a la esposa. La mujer tiene que evitar cualquier trato con otros hombres que puedan levantar comentarios o sospechas. No es solo cuestión de ser correcto, hemos de aparentarlo también. No damos lugar al enemigo a levantar calumnias. La mujer no queda con ningún hombre para hablar con él, y el marido tampoco queda con ninguna mujer. Siempre es conveniente tener a otras personas presentes, incluso en el trabajo. Cualquier mirada inapropiada es un aviso de que hay que tomar medidas para evitar el contacto. El Señor mostrará la salida de la tentación tal como ha prometido.
 
     La conducta casta incluye la manera de vestirse y el peinado de la mujer. Son temas que se repiten en las Escrituras porque hace mucha falta tenerlos claros y no dar ninguna ocasión al enemigo a entrar y estropear lo que Dios ha unido. El matrimonio se ha de proteger. El marido necesita tener claro que su esposa le es leal en todo momento. Así él puede estar tranquilo y apreciar su belleza y carácter alegre sin tener ninguna preocupación. En estos tiempos de adulterios, matrimonios rotos y divorcios, esta enseñanza obra una importancia especial. El texto dice: “considerando vuestra conducta”. El marido mira la conducta de la mujer y piensa en ella. ¿Qué opina tu marido de tu conducta? ¿Te admira? ¿Está orgulloso de ti? Esto es lo que la mujer está procurando. Si el marido le dice que está orgulloso de tenerla como esposa, esto la anima mucho. Si no lo está, ella necesita averiguar lo que tiene que cambiar para conseguir su aprobación. Queremos maridos contentos y esposas que sean de buen testimonio para que el nombre de Cristo sea enaltecido. Esto agrada al Señor, ¡y todos felices!

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