¿QUÉ PIDE DIOS DE LA MUJER? (1)

“Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué, pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11: 2, 3).

Lectura: 1 Cor. 11: 4-12.

  1. Una de las cosas que Dios pide de la mujer es que guarde el orden divino.

La creación refleja las realidades celestiales. El hombre y la mujer están hechos a la imagen de Dios y para funcionar de acuerdo con el orden de Dios. Dios Padre presenta el plan en los consejos eternos y el Hijo, bajo la autoridad del Padre lo ejecuta en el poder del Espíritu Santo. El Señor Jesús estaba bajo la autoridad del Padre, enviado por Él para hacer su voluntad. Él fue obediente al Padre en todo (Is. 50:5). Según este mismo patrón, la mujer está bajo la autoridad de su marido, y la creación material está bajo la autoridad de ambos (Gen. 1:28). Este es el orden de autoridad establecido por Dios: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu, los ángeles, el hombre, la mujer, los niños, los animales y la naturaleza (Salmo 8:5-8).

Según el relato bíblico, la tierra estaba desordenada y Dios le puso orden. Dios es un Dios de orden, no de caos, y creó el mundo para que estuviese ordenado como lo está el Cielo. Notamos que es un orden de autoridad, no de valor, pues el Hijo, sin ser inferior al Padre sino igualmente divino, se somete al Padre. Esto es lo que Dios pide a la mujer: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres, en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales. Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos” (Col. 3:18-22 y 4:1). En cada persona que Dios ha designado para tener autoridad, ha puesto un límite a su autoridad, en el caso de los maridos, en el de los padres, y en el de los amos. Al marido, le ha mandado que no sea áspero con la mujer. La mujer se somete a un hombre que la ama. El Hijo no se somete a un Padre violento, mal hablado, cruel, inconsiderado, egoísta, injusto o   abusivo, sino amoroso, y Él es nuestro modelo. 

Históricamente se ha enfatizado la sumisión de la mujer a expensas del trato amoroso y considerado del marido. Este no es el modelo bíblico. Áspero significa: escabroso, rígido, riguroso, rudo, desapacible, desagradable, intratable, hosco. Un marido áspero es duro, antipático y poco amable. Mujeres, a la hora de elegir un marido, elegid uno que no sea esta clase de persona, sino un hombre que sea simpático y amable, uno que os ame de la manera en que Cristo ama a la Iglesia. Cristo ama a la Iglesia con pasión, la valora, se entrega por ella, se sacrifica por el bien de ella, la considera parte de su mismo cuerpo y la cuida, la nutre y la atiende, como cuida de Sí mismo. Este es el modelo que tenemos en Ef. 5:25-31. El marido se sacrifica por su mujer como Cristo se sacrificó por la Iglesia.     

  

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