LA CONCLUSIÓN DE HEBREOS

“Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:1, 2).

Lectura: Hebreos 13:3-6.

            La epístola de los Hebreos fue escrita para frenar el éxodo de la iglesia de creyentes convertidos desde el judaísmo. Estaban volviendo al judaísmo porque los años iban pasando y el Señor Jesús todavía no había vuelto. Empezaban a reflexionar y recordar con nostalgia las costumbres a las cuales estaban habituados: las ceremonias, el vestuario de los sacerdotes, las celebraciones, los días festivos… veían que todos sus vecinos acudían al templo y sentían el rechazo y la exclusión de los círculos donde antes formaban parte. Muchos sucumbían a la tentación y volvían atrás. El autor de esta epístola da muchas advertencias de las consecuencias trágicas de tomar esta decisión, intercaladas con secciones que hablan de la superioridad de Cristo a los rituales del judaísmo. El judaísmo es una religión de símbolos y figuras que anticipan la última realidad en Cristo. El judaísmo es externo, mientras el cristianismo es interno, del corazón. En el judaísmo tenemos ritos, en el cristianismo tenemos una manera de vivir centrada en las relaciones: relaciones con otros creyentes, con los pastores, con la sociedad, etc. Veamos:

  • La relación con otros creyentes: “Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad” (13:1, 2).
  • La relación con los perseguidos por Cristo: “Acordaos de los presos y de los maltratados” (13:3).
  • La relación con el cónyuge: “Honroso sea en todos el matrimonio” (13:4).
  • La relación con la sociedad: “No temeré lo que me pueda hacer el hombre” (13:6).
  • La relación con los pastores: “Acordaos de vuestros pastores” (13:7). “Obedeced a vuestros pastores” (13:17).
  • La relación con el judaísmo: “Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo” (13:10).
  • La relación con Dios: “Ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza” (13:15).
  • La relación con el autor: “Orad por nosotros” (13:18). 

Después de leer doce capítulos de advertencias y de doctrina acerca de la superioridad de Cristo, el autor de esta carta, que marca la diferencia tan pronunciada entre el cristianismo y el judaísmo, termina su epístola hablando de relaciones cotidianas y prácticas, con las personas con las cuales vivimos, porque el cristianismo no es una religión, sino una relación con Dios por medio del Señor Jesús con repercusiones en la relación con los demás que forman parte de nuestra vida. En este último capítulo de Hebreos vemos claramente que el creyente ha salido del judaísmo que es ritual para estar en el cristianismo que es relacional.

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