“Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:31, 32).
Lectura: Lu. 22:31-33.
Este nuevo año promete ser un año de prueba severa para muchos cristianos. Nos ha llegado este testimonio de una familia de Ghana. El padre estaba traduciendo mucha literatura cristiana al idioma Twi con un resultado muy positivo en sus lectores. Esta respuesta evocó una reacción fuerte de los enemigos del evangelio quienes lo amenazaban con hacerle daño. Aumentaban las amenazas a tal punto que él decidió abandonar su casa y refugiarse con amigos. Horas más tarde su casa fue atacada, saqueada y destruida. Su esposa y sus dos hijos se encontraban visitando a familiares cuando esto ocurrió. El hermano escapó ileso, pero perdió todo cuanto tenía. La familia se trasladó a un lugar más seguro y él continuó con su trabajo de traductor a pesar de las amenazas.
Esta no fue la primera vez que había sufrido por amor a Cristo. Hace ocho años su familia fue atacada. Su hijo en aquel tiempo era un bebé de tres meses. Los enemigos de Cristo lo golpearon rompiendo sus dos piernas dejándolo cojo y en silla de ruedas hasta la fecha. Hace poco, unos creyentes lo supieron y han estado financiando un tratamiento médico para él para que tenga una operación y terapia para aliviar su dolor. Ora para que este niño pueda andar. Tiene una disposición alegre y a menudo expresa gran gozo. La hermana pequeña tiene cuatro años.
El verano pasado nuestro hermano fue a la ciudad para hacer compras y nunca volvió. Desde entonces no se ha sabido nada de él. Sus enemigos no han pedido dinero de rescate. Por tanto, se supone lo peor. Pedimos por esta madre y sus niños al enfrentar un nuevo año sin su marido. Que su fe no falte, al contrario, que el Señor haga una obra preciosa en ella y en sus niños. Y pedimos también que Dios levante a otra persona para seguir con la obra de traducción.
El himno siguiente (William Faber, 1814-63) habla del gozo de sufrir por Cristo:
Fe de nuestros padres todavía viva, a pesar de prisiones, fuego y la espada,
¡Cómo late nuestro corazón con gozo al oír esta palabra gloriosa!:
Fe de nuestros padres, santa fe, te seremos fieles hasta la muerte.
Nuestros padres fueron encadenados en prisiones oscuras, pero libres en espíritu,
Y bendita sería la suerte de sus hijos, si ellos también pudiesen morir por ti.
Fe de nuestros padres, santa fe, te seremos fieles hasta la muerte.
¡Fe de nuestros padres! Amaremos a amigos y enemigos en nuestro conflicto;
Y predicaremos a Cristo, con amor, con palabras amables y vida virtuosa.
Fe de nuestros padres, santa fe, te seremos fieles hasta la muerte.
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