“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían, mas con inundación impetuosa consumirá a sus adversarios [Nínive], y tinieblas perseguirán a sus enemigos” (Nahum 1:7, 8).
Lectura: Nahum 2:13-3:7.
Los juicios de Dios son seguros. No sabemos cuándo van a venir, pero vienen. Dios permitió que Nínive dominase a Medio Oriente durante 200 años, pero vino el día cuando este pueblo fue juzgado por su crueldad y por las atrocidades de guerra que cometía, por su inhumana subyugación de pueblos enteros bajo sus pies de hierro. Llegó el día en que ellos fueron tratados como habían tratado a otras naciones. Si aislamos estos juicios, y solo miramos el evento puntual, pensamos: ¡qué barbaridad!, pero si los ponemos en el contexto de la historia sabiendo lo que este pueblo había hecho a otros, la necesidad del juicio clama al cielo; nos damos cuenta de que tenían que ser juzgados, o Dios sería injusto. La persona que condena los juicios de Dios es alguien que no cree en la justicia, que el crimen merece el castigo. Esta persona tendría que ser anarquista o creer en la supervivencia del más fuerte, o tener alguna filosofía primitiva que permita que alguien mate, y si no pasa nada, el culpable eventualmente muere y después no hay nada. Pero si no crees esto, si crees que las personas son responsables por lo que hacen, tiene que haber un juicio. El juicio que cayó sobre Nínive fue atroz, y sentimos por lo que pasó a esta gente. Lo merecían, pero nos identificamos con su suerte, y Dios también. En las Escrituras no hay un disfrute macabro en los juicios de Dios. Siempre van acompañados por luto, llanto y angustia, porque Dios es compasivo, y más que compasivo, es amor eterno, pero también es justicia eterna, y estos pasajes de juicio del Antiguo Testamento son muy necesarios para entender a Dios. Sin embargo, no se predica mucho sobre ellos. En pocas iglesias oyes: “Ahora vamos a hacer un estudio bíblico sobre el capítulo 3 del profeta Nahum”. Más bien, del Antiguo Testamento, se estudian capítulos como Lamentaciones 3 que dice que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. Esto es cierto, y es necesario, pero también es necesario predicar que Dios es justo, o no tienes una comprensión exacta de cómo es Dios, y tampoco tienes el temor a Dios que sirve como disuasión al pecado.
Recordaremos que el profeta Jonás predicó a los ninivitas que el juicio de Dios iba a caer sobre su nación por las atrocidades cometidas durante sus 200 años de supremacía. Los ninivitas en su día creyeron el mensaje, tuvieron temor de Dios, se arrepintieron y el juicio de Dios no cayó sobre la ciudad. Dios escuchó su oración y tuvo misericordia de ellos. Como consecuencia, al no caer el juicio, algunos habrían sacado la conclusión de que el Dios de Israel realmente no existía. Pero pasaron 150 años y las generaciones siguientes persistieron en su pecado y descubrieron que el Dios de Jonás realmente existía. Algunos se habrían acordado del profeta Jonás, y se habrían arrepentido, pero otros no, y perecieron eternamente. Hasta el día de hoy la ciudad de Nínive nos enseña tanto la misericordia de Dios como su severidad, lección que las naciones del mundo hoy harían bien en tener presente.
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