¿POR QUÉ CREÓ DIOS AL DIABLO?

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:7).
 
Lectura: Job 38:1-7.
 
            Dios no creó un ser maléfico. Ni creó el mal. El diablo empezó su existencia siendo uno de estos bellos hijos de Dios que cantaban sus alabanzas (Job 38:7; Is. 14:12; Ez. 28:12-16). El libro de Job contesta a muchas de nuestras preguntas acerca del diablo, pero no todas. Nuestra nieta de siete años preguntó: “¿Por qué creó Dios al diablo?”. Podemos conjeturar muchas cosas, pero la respuesta completa no nos es revelada. Lo que sí sabemos es que todo lo que Dios creó era bueno y sirvió para la alabanza de su gloria: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gen. 1:31). Satanás es una criatura de Dios y, como tal, está bajo su autoridad. Satanás, o Lucifer fue creado para servir a Dios, y esto lo hizo hasta que su orgullo lo llevó a rebelarse contra Dios, queriendo usurpar el mando de Dios. Y el diablo sigue sirviendo a Dios, aunque a pesar suyo. Dios utiliza todo lo que él hace para Sus propósitos, hasta crucificar a Cristo, lo cual Dios usó para la salvación del hombre. El plan del diablo era quitarlo de en medio, aprovechando el hecho de que Jesús estuvo en forma de hombre con un cuerpo mortal y sujeto a la muerte. Si el diablo hubiese sabido el resultado, ¡nunca lo habría hecho! Desde este propósito tan importante, hasta lo más insignificante, todo lo que hace sirve para bien.
 
            El diablo sirve como alternativa a Dios para que el hombre tenga la ocasión de elegir; o bien elije servir a Dios, o bien elige servir al diablo. También sirve para la purificación del hombre, al ir superando las tentaciones que el diablo lanza. El diablo sirvió para mostrar a Adán y Eva su orgullo e insumisión. Al desobedecer a Dios, no llegaron a “ser como Dios” (Gen. 3:5; Is. 14:14), sino a ser más como el diablo. Y el camino de salvación que Dios puso en marcha a continuación sirve para revelar la inteligencia, la soberanía, la bondad, la humildad, la condescendencia, y el amor de Dios. Dios lo había tenido todo en cuenta antes de crear a Satanás.
 
            La segunda pregunta de nuestra nieta fue: “Si Jesús ganó la victoria sobre Satanás en la cruz, ¿por qué sigue activo todavía haciendo daño?”. Lo que Dios había dicho a Satanás fue: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gen. 3:15). Jesús hirió a Satanás en la cabeza, pero no lo mató. Sigue funcionando con una herida mortal. Un día morirá por ella, pero todavía no está muerto. Si Dios lo hubiese matado, habría matado también a toda la gente suya, y sería ya el Día del Juicio y el fin del mundo. Si Dios lo hubiese matado cuando Jesús resucitó, ¡no habríamos nacido ni tú ni yo! Dios quería prolongar la raza humana más tiempo para que más gente fuese salva. Lo que hizo Jesús fue desarmar al diablo de su arma más potente, que es la muerte (I Cor. 15:54, 57). Ahora los cristianos no tenemos miedo a la muerte porque sabemos que vamos a resucitar y vivir para siempre. Mientras tanto, el diablo sigue haciendo mal, pero no todo el mal que quiere, solo el mal que Dios le permite hacer, el mal que Dios sabe que va a servir para nuestro bien y para su gloria.  

Copyright © 2022 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.