EL ORDEN DE EVENTOS

“Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer, pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:24, 25).

Lectura: Mateo 1:18-25.

¿Por qué no se les apareció el ángel a María y José a vez, estando los dos juntos?

  1. Porque lo más probable es que nunca estuvieran solos los dos. Esto es difícil de entender para los jóvenes de hoy, pero hasta hace poco los novios españoles tampoco salían solos. Siempre iban acompañados por una “carabina” para proteger la pureza de la pareja, para evitar tentaciones, por un lado, y malas lenguas por el otro.  
  2. Porque era necesario que María diera su consentimiento al plan de Dios para su vida estando sola.
  3. Porque era necesario que José se enterase más tarde, cuando el embarazo llegó a ser visible, para reaccionar como reaccionó y así hacer constar que este bebé no era suyo. El texto dice: “Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo” (Mat. 1:18). José se habría enterado cuando se enteraron los demás y se escandalizó y decidió divorciarse, es decir, romper los desposorios. Su reacción es otra evidencia del nacimiento virginal.
  4. Si el ángel hubiese aparecido a los dos juntos estando solos, y los dos hubiesen dado la explicación juntos acerca del embarazo de María, su complicidad habría hecho aún más difícil creer que la pareja no hubiera cometido fornicación.
  5. Si María hubiese comunicado a José la visita del ángel en seguida que ocurrió, lo habría puesto en una situación imposible. Dios no nos prueba de esta manera. Tuvo que tratar a José por separado, para que él tuviese fe en Dios, y no en María. Hay áreas donde solo Dios puede entrar, sin ningún ser humano.

El nacimiento virginal siempre ha sido una doctrina difícil de creer, y para los inconversos, hasta una doctrina de burla, pero tal como viene narrado en las Escrituras, es de lo más verosímil posible. Lo demás lo recibimos por fe. Es una doctrina esencial del cristianísimo. Sin ello, no hay salvación, porque la sangre que se derramó en la Cruz del Calvario tuvo que ser divina para tener el poder y el valor suficientes como para limpiar de pecado a toda la raza humana. La sangre de ningún hombre, por santo que fuese, habría valido para conseguir nuestra salvación. “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir… con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18, 19). “Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). La sangre que nos redimió tuvo que ser la sangre del Hijo de Dios para que fuese eficaz, y por eso el nacimiento virginal era necesario, y la Encarnación, la base de nuestra fe.
 

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