JOSÉ Y MARÍA[1]

“Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer, pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:24, 25).

Lectura: Mateo 1:18-25.

¿Qué vemos en este pasaje de la pureza sexual, el divorcio, y el carácter de José?

La pureza sexual es importante para Dios, tener relaciones sexuales en el desposorio era considerado adulterio (Deuteronomio 22:23 y 24) y era castigado con la muerte, apedreados tanto hombre y mujer. Las relaciones prematrimoniales en el caso del noviazgo cristiano también son pecado para Dios, pues la relación sexual es un regalo y deleite solo dado al hombre y la mujer en el matrimonio. 1 Corintios 6:18 dice: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.”

El divorcio se ve en el versículo 19 “…quiso dejarla secretamente” podemos ver en Deuteronomio 24:1-4 lo que se habla acerca del divorcio o repudio, y también vemos que al Señor Jesús le preguntaron los judíos acerca de esto (Mateo 5:31-32; 19:3-9; Marcos 10:2-12). Claramente no era el divorcio algo que a nuestro Dios le agradara, el Señor dijo “no fue así al principio” y si Dios lo permitió fue por la dureza del corazón del hombre. Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Era una realidad en los tiempos del Señor y aún en estos días lo es. El pecado del hombre rompiendo el pacto que hizo ante Dios.

El carácter de José se ve claramente reflejado en los versículos 19, 24 y 25. Era justo. Esta palabra refleja la rectitud y que era un verdadero creyente en Dios, se ve misericordia en él, obediencia a su Dios pues una vez que el ángel deja de hablarle, José hace lo que le ordenó.

Lucas 1:26-56.¿Qué vemos en este pasaje del carácter de María?

Vemos su carácter humilde (v.38), considerándose sierva del Señor, vemos su sumisión ante la voluntad de su Dios: “hágase conmigo conforme a tu palabra”. Un libro dice que desde el verso 46 al 56 vemos un cuadro de verdadera humildad: “María inclinó humilde su cabeza, dobló sus rodillas y alabó al Señor quien guarda fielmente sus promesas y no se olvida de su pueblo…” (cultiva un corazón humilde; Elizabeth George).

María era una adoradora; comienza sus palabras engrandeciendo al Señor y reconoce que era pecadora; por eso llama a Dios su Salvador. Los eruditos dicen que en el “Magníficat” de María se pueden encontrar por lo menos 15 citas del antiguo testamento lo que nos muestra que ella conocía a Dios y tenía una profunda reverencia hacia Él. Sin duda toda esta palabra abundaba en su corazón, por eso podía hablar su boca todas estas cosas que engrandecían al Señor. María habla del carácter de Dios en su Magníficat, lo declara: Soberano, Salvador, Bondadoso, Poderoso, Santo, Misericordioso, Justo y Fiel. Su cántico nos muestra a una mujer humilde que ama a Dios y lo conoce, con un corazón que rebosa gratitud.


[1] Este devocional y el siguiente vienen desde Chile, de parte de Melissa Pereira, integrante del grupo de discipulado.

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