“Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1).
Lectura: Job 1:1-5.
El libro de Job abre con una breve presentación del personaje principal humano y su familia, y luego abre la cortina del tiempo y espacio que nos separa de la eternidad real y nos introduce en una escena que toma lugar en el tercer cielo donde está situado el trono de Dios. La escena que sigue explica el trasfondo espiritual de la experiencia de Job para que podamos comprender todo el libro. Inmediatamente nos encontramos viendo realidades celestiales que nunca habían sido explicadas al hombre. El Dios Omnipotente está sentado en su trono real cuando Satanás irrumpe en su presencia. Para que lo comprendamos con nuestra mente humana la historia empieza con la frase “Un día”, ¡hablando de la eternidad donde no hay día y noche!, pero así lo entendemos. Dice: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (1:6). Claro, él no era uno de ellos, sino una figura siniestra. No hay música en el trasfondo, pero si la hubiese habido, habría sido tétrica, escalofriante. Dios lo saluda con tono cortante: “¿De dónde vienes?”, que es equivalente a preguntar: “¿Qué haces tú aquí?” Evidentemente no era bienvenido.
“Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella”. ¿Con qué intención lo hizo? ¿Para hacer turismo? No. Para ver cómo podría interferir en su orden. Estaba observando a los seres humanos que Dios había creado, a ver cómo podría estorbar los intereses de Dios en su relación con los hombres. “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”. Esta es la segunda vez que esta frase se repite. Es para que sepamos a ciencia cierta que esta es la opinión de Dios de Job, opinión atemporal, que no cambia con el tiempo.
Sí, Satanás se había fijado en Job. Por eso había venido a presentarse delante de Dios, para estorbar su relación con Job, para acusarlo, y poner a Dios en contra de él. Para sembrar dudas acerca de su integridad en la mente de Dios, como si esto fuera posible. Satanás detesta la buena relación entre Dios y sus amados. “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No lo has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra, pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”. Casi se oye el odio en su voz. Si pudiese, escupiría en la cara de Dios.
“Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová”. Había conseguido lo que quería, permiso para tentar a Job para hacerlo blasfemar contra Dios, hablar mal de Él, atribuirle malas intenciones, echar por tierra su carácter, pisotearlo. Esto es ensuciar su reputación y devaluarlo. Es restar de su gloria. ¿Lo hará Job? Dios se ha puesto en una posición vulnerable confiando en que su amado siervo Job no le va a fallar. El resto del libro explica cómo Job reaccionó y si Dios tenía razón o no.
Copyright © 2022 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.