“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia” (Lucas 1:38).
Lectura: Lucas 1:39-56.
¿Qué vemos en este pasaje del carácter de María?
Dios escogió muy bien a ambos padres para realizar este acto tan importante para la humanidad. Era una mujer piadosa al igual que José. También era una mujer de mucho valor, pues por complicada que fuera su situación, la enfrentó honestamente.
Como creyente: María era una mujer de fe. Lo muestra con su actitud de creer lo que el ángel le dijo. No dudó, sólo se asombró de cómo podría ser si ella no conocía varón aún. Era una mujer de tremendo valor. Aceptó todo lo que el ángel le había dicho. Con valentía enfrentó un embarazo que la condenaría a los ojos de su pueblo. María se entregó por completo al llamado y al plan que Dios tenía para su vida. Nunca decayó; enfrentó todas las alegrías y dificultades que vivió, las que, al meditar en su situación, debieron ser muchas, partiendo por la situación que vivió con el embarazo de su primer hijo y luego de criarlo con amor, entregarlo a la voluntad del Padre. Le tocó criarlo entre hermanos que no tuvieron la fe que los padres tenían en el Hijo de Dios, y así muchas otras circunstancias que no conocemos.
Como esposa: Fue una mujer fiel, respetuosa de su esposo. Siguió su liderazgo de la familia. Lo acompañó primeramente a Belén, después a Egipto y finalmente regresó a Nazaret con él. Lo atendía en la satisfacción de sus necesidades. Colaboraba con él en el mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos. Como esposa y madre fue una mujer bienaventurada, ejemplo que toda mujer debe imitar.
Como madre: María crio a su hijo con amor, sabiduría y fidelidad a Dios, acompañándolo en su ministerio. A título personal añado que fue una situación muy complicada para ella como madre, situación en la cual los otros hijos no creían en Él, y para complicarla más, perdió a su marido en un momento del trayecto y tuvo que seguir adelante sola. Y, por encima de estos factores, el ministerio de su Hijo mayor no estaba saliendo según sus expectativas. No estaba ganando popularidad, sino perdiéndola, y no estaba asumiendo el gobierno del país, sino siendo rechazado por los gobernantes, y siendo el objeto de persecución hasta la misma cruz, donde ella permaneció fiel mientras la espada traspasaba su alma. Se sometió a Él como su Señor y dejó la escena del Calvario para ir a la casa de Juan. Estuvo presente con los demás discípulos, ¡y con sus otros hijos también! en el día de Pentecostés, ¡Pero ya hemos salido de los confines de este pasaje! Esta mujer tiene toda nuestra admiración.
[1] Esta contribución y la anterior nos vienen de Chile de parte de Violeta Cassanelli del grupo de discipulado.
Copyright © 2022 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.