PARA LOS MAYORES

Salmo 71
 
“Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud. En ti he sido sostenido desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti será siempre mi alabanza. No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares” (Salmo 71:5, 6, 8).
 
Lectura: Salmo 71:10-18.
 
Dios y el salmista han estado juntos desde la más tierna infancia del que habla. Fue Dios el que lo sacó del vientre de su madre. Desde entonces ha sido su Dios, toda la vida. Ahora se encuentra muy mayor, sin las fuerzas anteriores, y pide la ayuda de Dios hasta el final de su vida. El enemigo va a por él con la intención de destruirlo: “los que acechan mi alma consultaron juntamente, diciendo: Dios lo ha desamparado; perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre” (71:10, 11). ¡Desconoce la fidelidad de Dios hacia los suyos! Piensa que ya de mayores no somos de valor para Dios y puede acabar con nosotros. Es implacable. Sigue con su estrategia de destruir nuestra fe. Nos preguntamos: ¿Por qué? ¿Qué interés tendría en una persona ya a punto de acabar sus días?  Pues, quiere alejarnos de Dios en el último momento de la vida, cuando ya estamos a punto de presentarnos delante de Él, para que no tengamos una entrada triunfal en la presencia de Dios. No nos da tregua aun en la vejez. Hasta el día en que pasemos a la presencia de Dios estará acechando nuestra alma, a ver si nos puede separar de Dios. Por eso no podemos bajar la guardia. Hemos de seguir velando y orando hasta que veamos la faz de nuestro Amado Señor.   
 
El salmista clama a Dios: “Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro” (71:12). No depende de su larga experiencia con Dios de toda la vida, ni de todo lo que sabe de Él, como si él mismo fuese capaz de vencer al enemigo, sino que clama a Dios. La batalla espiritual dura hasta el paso del Jordán, y nuestra reacción de orar pidiendo socorro nos equipa para la última batalla.
 
La vida de este hombre ha sido una vida de alabanza a Dios“De ti será siempre mi alabanza” (71:6): “Mas yo esperaré siempre, y te alabaré más y más” (71:14). “Mi boca publicará tu justicia y tus hechos de salvación todo el día” (71:15). “Asimismo yo té alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa, o Santo de Israel. Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, y mi alma, la cual redimiste” (71:22). Y su vida ha sido una vida de testimonio“Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han venir, y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso” (71:18). Ama al Señor y testificará de su grandeza a la próxima generación para que ellos también conozcan al Señor y descubran su grandeza. Desde la cuna hasta la tumba este hombre lucha las batallas del Señor con oración y fetestifica de su poder, y canta sus alabanzas. ¡Qué hermosa esta vida hasta el último momento! Deseamos que nuestra experiencia sea igual a la de este fiel siervo del Señor. 

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