ISAÍAS 65 (1)

Vamos a detenernos un poco en este maravilloso capítulo para deleitarnos en nuestro Dios. Iremos comentando su contenido a la medida que lo vayamos leyendo. 
 
“1Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. 2Extendí mis manos todo el día a un pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; 3pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; 4que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; 5que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; estos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día”. 
 
Dios se reveló a Israel, pero Israel no quiso andar en sus caminos, así que se dio a conocer a los gentiles que ni siquiera lo buscaban. Su propio pueblo prefería prácticas paganas a lo largo de su historia y finalmente provocó a Dios una ira irrevocable.   
 
“6He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno 7por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno”.
 
Dios les hará pagar por completo el abandono de su Persona y la práctica de las abominaciones que acompañaban al paganismo.
 
“8Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. 9Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. 10Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó”
 
Vendrá el juicio, pero Dios no destruirá a todo Israel, sino que salvará a un remanente, al cual Él llama “mis escogidos”, “mis siervos” y “mi pueblo que me buscó”. El pueblo verdadero de Dios está dentro del pueblo visible de Dios. No todo Israel es pueblo de Dios. Dios hace una criba. Separa a los judíos en dos grupos: “mis siervos” por un lado, y “vosotros que abandonáis al Señor”, por otro. El pueblo completo de Dios está compuesto por los gentiles del versículo 1 que no lo buscaban, pero luego respondieron a Él, más los judíos que lo buscan y acuden a sus brazos extendidos hacia ellos. Ahora hablará del otro grupo, los judíos que no son su pueblo:
 
“11Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; 12yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada”.
 
Los que lo abandonaron y olvidaron su templo, adoraban al Destino; no hicieron caso a Dios, y escogieron a sabiendas lo que le desagrada. Es interesante lo que dice Dios de la elección: habla de sus escogidos dentro del pueblo de Israel, y de los que escogieron lo que no le agrada. Dios escoge y el hombre escoge. Y las dos cosas determinan el destino eterno. 

Copyright © 2022 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.