EL LIBRO DE AMÓS (21)

“Luego Amasías el sacerdote de Betel, mandó un mensaje a Jeroboam, rey de Israel: ¡Amós está tramando una conspiración contra usted, aquí mismo en el umbral de su casa! Lo que él dice es intolerable. Anda diciendo: Pronto matarán a Jeroboam y el pueblo de Israel será enviado al destierro” (Amós 7:10, 11).
 
Lectura: Amós 7:12-17.
 
En medio de la relación de las cinco visiones que recibió el profeta Amós está intercalado este incidente interesante: la confrontación que tuvo el profeta con un sacerdote, un tal Amasías. No sabemos casi nada de este sacerdote, solo que ejercía en Betel, un centro principal de la religión falsa de Israel. En este breve relato aprendemos mucho acerca de cómo era el profeta Amós. Vemos su humildad, valentía, convicción, la seguridad de su llamado, su fuerza de carácter, firmeza y capacidad de reaccionar rápidamente en un conflicto directo. Amós era un pastor de ovejas y agricultor, pero no era ningún pusilánime o debilucho. El poder de su unción estaba con él.
 
Se ve que su ministerio ejercía mucha influencia en el país. Pronunció las palabras: “Los altares paganos de sus antepasados quedarán en ruinas y los santuarios de Israel serán destruidos; acabaré de forma repentina con la dinastía del rey Jeroboam” (7:9), que suscitaron una fuerte reacción de parte de Amasías que trabajaba en uno de estos santuarios. Él llevó el asunto al rey y, al no conseguir que reaccionase en contra del profeta, lo hizo él mismo. La plomada de la Palabra de Dios había revelado cómo era él, muy reacio a cualquier Palabra de Dios que intentara frenar su comodidad. Era un sacerdote que no quería que Dios desafiara su estabilidad: “Entonces Amasías envió órdenes a Amós: ¡Vete de aquí, profeta! ¡Regresa a la tierra de Judá y gánate la vida profetizando allí! No nos molestes con tus profecías aquí en Betel. ¡Este es el santuario del rey y el lugar nacional de culto!” (7:12, 13).
 
El que es fiel al Señor siempre encontrará oposición. El sacerdote Amasías acusa a Amós de traición, lo mismo que pasó en el caso del Señor Jesús quien nos dijo: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo” (Mat. 5:11). Amasías dijo que Amós dijo: “Jeroboam morirá a espada”, pero no había dicho esto, sino: “me levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam” (RV60). Amasías intentó intimidar al profeta: “Huye a la tierra de Judá” (RV60). Lo insultó insinuando que Amós estaba profetizando para ganar dinero, una motivación muy baja para servir al Señor: “Pero Amós contestó: No soy profeta profesional, ni fui entrenado para serlo. No soy más que un pastor de ovejas y cultivador de las higueras sicómoros. Sin embargo, el Señor me llamó y me apartó de mi rebaño y dijo: Vete y profetiza a mi pueblo en Israel” (7:14). Amós está seguro de su llamado y en él. No se deja intimidar por las amenazas del profeta. Hace constar que no trabaja por dinero, sino por llamado divino y que la palabra de su boca viene de parte de Dios. Sentimos una fuerte admiración por este humilde pastor de ovejas que es un gigante de hombre, un verdadero hombre de Dios.    

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