“Absteneos de toda especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:22).
Lectura: 1 Tes. 5:22-24.
Una madre habilitadora es una que facilita las cosas para que sus hijos hagan lo malo. La madre que miente a su marido acerca de la hora que han llegado sus hijos a casa es una habilitadora. La que encubre de su marido lo que sus hijos adolescentes hacen, o que los defiende para que el marido no explote cuando hacen exactamente lo mismo que hacen todos sus amigos de la calle, ésta es una habilitadora. Si vuelven de la discoteca a las seis de la mañana, no se lo dice al marido para no tener peleas en casa. Les permite dormir hasta la hora de comer, les tiene su comida favorita esperándoles en la mesa y les da los buenos días con una sonrisa a las tres de la tarde. Esta mujer es una habilitadora. Está preparando a su hijo para una vida de fracaso. Y hay mujeres cristianas que lo hacen. Si no amamos a Jesús más que a nuestros hijos, no podemos ser sus discípulos: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lu. 14:26). La cruz en este caso sería no permitir el pecado en tu casa, y esto te puede costar muy caro. Pero ser creyente es ir contracorriente. Es buscar agradar a Dios más que a los hijos: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes os elegí del mundo, por esto el mundo os aborrece” (Juan 15: 19).
Una mujer llevaba bolsas llenas de comida cada semana a casa de su madre para que comiera, porque la madre gastaba todo su dinero en el alcohol. Es muy difícil verle pasar hambre, pero si tú le das comida, le permites seguir bebiendo. Otra madre buscó un trabajo para pagar las deudas deshonestas en las que había incurrido su hijo. De esta manera le permitía seguir haciendo estafas e ir incrementando sus deudas. Ella creía que le estaba haciendo un favor.
Otra madre preparó una habitación en su casa para que la nieta y el novio pudieran dormir la siesta allí juntos. Estaba facilitando el pecado. Claro, ya dormían juntos en la casa de la nieta y en la del novio también, así que ¿qué más da? Pues da mucho, porque tú estás consintiendo a su pecado. No estás aliándote con Dios contra lo que Él no quiere, sino con el enemigo y su programa de destrucción de vidas. Otra madre recoge la habitación de su hijo para que la vea ordenada y así el niño pueda tener más tiempo para ver la televisión. De esta manera ella le permite ser desordenado e indulgente. La madre que no exige nada de trabajo de sus hijos para que tengan más tiempo para jugar es una habilitadora. Los está preparando para una vida de egoísmo.
Sacrificarse para que otro sea indulgente es facilitar el pecado. Ser habilitadora es “una especie de mal” que tenemos que evitar. La Biblia habla de “abstenernos”, porque ser habilitadora es una adicción. Es ser adicta a una conducta malsana. Para la madre le produce satisfacción ayudar a la otra persona conseguir lo que quiere. Se siente útil. Evita conflictos. Si tú le dices al niño que no hay televisión hasta que no tenga su habitación recogida, va a haber protesta. Llorará. Será desagradable. Pero, a la larga, le estarás haciendo un favor.
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