EL LIBRO DE AMÓS (8)

“Proclamad en los palacios de Asdod, y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria, y ved las muchas opresiones en medio de ella, y las violencias cometidas en su medio. No saben hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios” (Amós 3:9, 10).
 
Lectura: Amós 3:11-15.
 
¿Qué forma toma la religión falsa hoy? (2)
En tiempos de Amós los cultos que hacían los Israelitas no eran del agrado de Dios, porque no cumplían con su Palabra. Tampoco lo era la vida cotidiana de estos “creyentes”. La vida entera tiene que ser un culto ofrecido a Dios con temor a Dios y obediencia para complacerlo. Para que Dios esté satisfecho, tanto la vida como el culto han de ser conforme a lo que Dios exige de nosotros en su Palabra.
 
Las casas:
Ya hemos hablado de la situación en la iglesia. Ahora toca al hogar. Las mujeres de Samaria estaban gordas de tanto comer y beber. Mandaban a sus maridos a que las sirviesen mientras “oprimían a los pobres y quebrantaban a los menesterosos” (4:1). Vivían descansadamente con todo lujo, satisfechas consigo mismas. Hoy día no es muy diferente. Se observa desorden en las familias que profesan fe en Cristo. No cumplen con sus papeles respectivos las mujeres y los hombres. Falta la comunión espiritual entre los esposos. Los hijos están consentidos. Los jóvenes viven como los del mundo. No se estudia la Biblia en casa. No hay culto familiar. Se gasta más dinero de la cuenta, se come más de la cuenta, y el ocio se extiende más de la cuenta. Se visten como los del mundo. Sacan sus valores de los medios de comunicación. Se basan en sus propias opiniones y no en la Palabra de Dios. Piensan igual que el mundo acerca del sexo, del matrimonio, la educación de los niños, el dinero y la diversión. No son de testimonio en sus lugares de trabajo. La vida de oración falla. No viven según el Espíritu, sino según la carne. Pero creen que Cristo murió por sus pecados y por eso son salvos. El apóstol Pablo dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Rom. 8:1). Israel se creía salvo por ser el pueblo de Dios. El mensaje de Amós es que no hay salvación para los que no viven apartados del mundo, conforme a la voluntad de Dios.  
 
Ejemplos concretos:
Durante el curso de los años hemos conocido a muchos “creyentes”, miembros de iglesias, cuya doctrina era ortodoxa, pero cuyas vidas colocaban un gran interrogante sobre su salvación. Eran miembros activos, asistían a la iglesia con regularidad, y estaban convencidos de que iban bien. Pero uno estafaba a su empresa; otro era adicto al porno y predicaba; otro se acostaba con la novia y dirigía la alabanza; otro pegaba a su esposa; otro debía mucho dinero a su exesposa y nunca le pagaba; otra tenía sexo con un prisionero; otra gritó insultos al pastor y nunca pidió perdón; otros llevaban años sin hablarse; pero ninguno de estos tenía inconveniente en participar en la mesa del Señor. ¿Realmente eran salvos?  “El fundamento de Dios está firma, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Tim. 2:19). 

    

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