“¡Qué aflicción les espera a ustedes que dicen: “Si solo fuese el día del Señor!” No tienen la menor idea de lo que desean. Ese día no traerá luz sino oscuridad” (Amós 5:18).
Lectura: Amós 5:14, 15; Mal. 3:1-5.
Quizás no estemos tan preparados para el “Día del Señor” como pensamos. “Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?… Vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos” (Ma. 3:2, 5). ¿Qué pasa si Dios espera más de nosotros que una profesión de fe? ¿Cómo podremos saber si estamos apegados a una seguridad falsa?
Preparación para “el Día del Señor”:
La consagración a la vida santa es intencional: “Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová de los ejércitos estará con vosotros” (5:14). La gente decía que Dios estaba con ellos. ¿En que se nota si esto es cierto? Aquí vamos a echar mano al comentarista. Aduce que hay cuatro maneras en que la santidad se ha de manifestar: (1) Se ha de buscar activamente el bien y evitar el mal. En nuestra sociedad esto tiene tremendas implicaciones a causa del caos moral en que vivimos. (2) Tiene que ver también con las emociones: “Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio” (5:15). Cuando vemos lo que está pasando cada día en nuestros colegios con la educación sexual de nuestros pequeños, debe afectarnos emocionalmente. Sentimos indignación, pena, compasión, ira y consternación. ¿Qué hemos de hacer como padres cuando no toleran la ética cristiana que profesan nuestros hijos en el instituto? (3) Debemos buscar la santidad en lo personal y lo social: “estableced la justicia”. La espiritualidad no es exclusivamente una relación personal con Dios. “Sus consecuencias se ven en una sociedad fundada y conducida de acuerdo con principios de justicia respaldados por sanciones para el castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien” (J. A. Motyer). ¿Qué responsabilidad tiene la iglesia con los sintecho que están pasando hambre? “Amós les señala su deber de interesarse básicamente por la ética, el bienestar social, el alivio de las condiciones injustas, la protección y provisión para los pobres, los débiles, los potencialmente explotados” (Motyer). (4) La búsqueda de la santidad es un estilo de vida: “Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis, porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros. Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizá Jehová tendrá piedad” (5:14, 15). Según Amós, si cumplimos el deber, después tendremos la bendición de Dios. Son los que van por el camino que agrada a su Dios quienes reciben vida, poder y gracia de Él. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat. 5:6, 7). Son ellos los que están preparados para el “Día del Señor”.
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