INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE JOB (5)

“Mi siervo Job… mi siervo Job… mi siervo Job… mi siervo Job” (Job 42:7, 8).
 
Lectura: Job 42:7, 8.
 
La boca de Dios se llena con el nombre de Job. ¡No lo puede pronunciar lo suficiente! ¡Está tan orgulloso de él! Job ha vencido para Dios en la batalla contra Satanás. Satanás perdió. Hizo lo mejor que pudo, pero no pudo conseguir que Job se pusiera en contra de Dios. Job se agarró a Dios en el ataque furioso y ganó la batalla. Satanás perdió su apuesta y su argumento contra Dios. Sí, valió la pena haber creado al hombre. Hay hombres que permanecerán fieles a Dios no importa lo que les cueste. Dios tiene sus Noé, Daniel y Job; los apóstoles, Pablo, y miles de creyentes fieles en medio de tormentas terribles en Nigeria, la India y Corea del Norte, y millones más que pondrían sus vidas por Jesús en el día de hoy.
 
¿Y qué de tú y yo? ¿Nos mantendremos firmes para Dios, aunque todo nos vaya mal en la vida? Tengo una amiga que es una Job moderna. Su marido está muriendo de cáncer y no es creyente, su hijo único tiene esquizofrenia. Poco a poco ella misma ha ido perdiendo la vida hasta quedarse ciega del todo. Tiene una condición mental (una descompensación química) que la atormenta, una obsesión neurótica, que le dice que al final no será salva. Pero todavía permanece fiel, se llena de la Palabra y ora mucho. 
 
Hablé a una amiga acerca de ella y quedó horrorizada. Dijo: “¿Tiene fe?”. Cuando le dije que sí, dijo: “Entonces Dios es injusto”. ¡También eran las dos posibilidades contempladas por los amigos de Job. Y por mucha gente. Pero hay una tercera posibilidad: que ella es como Jesús, que fue puesto a prueba hasta el límite, pero permaneció fiel a Dios.
 
Que se pueda decir lo mismo de cada uno de nosotros por la gracia de Dios: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Judas 1:24, 25).
 
Dios se mueve de maneras misteriosa para llevar a cabo sus maravillas;
Planta sus pisadas en el mar, y viene montado sobre la tormenta.
 
En profundas minas insondables, con destreza maravillosa,
Aguarda sus designios brillantes, y obra su voluntad soberana.
 
Santos amedrentados, cobrad nuevo ánimo; las negras nubes que teméis,
Están llenas de misericordia, y lloverán bendiciones sobre vuestras cabezas.
 
No juzguéis al Señor con el sentido común, mas confiad en su gracia,
Detrás de una Providencia severa, se esconde una cara sonriente.
 
Sus propósitos fructificarán pronto, se abren cada hora;
El capullo puede saber amargo, pero dulce será el fruto.
 
La incredulidad ciega se equivoca, y observa su obra sin entender;
Dios da su propia interpretación, y Él te la hará ver con claridad.   
 
William Cowper, 1731-1800

Copyright © 2022 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.