La norma para la interpretación bíblica es que las Escrituras interpretan las Escrituras. Toda la Biblia está de acuerdo consigo misma. No hay ningún texto que contradiga a otro, ni revelación de la Persona de Dios que contradiga a otra. Él es el mismo Dios a través de toda la Biblia. El Dios del Antiguo Testamento es el mismo que el Dios del Nuevo, y siempre trata a las personas de acuerdo con su carácter tal como nos viene revelado. Como penúltimo argumento para apoyar mi tesis, esta autora cree que no está en consonancia con el carácter de Dios que aparezca a un destrozado y angustiado Job para burlarse de él con preguntas capciosas. Job no fue un sabiondo. Dios nunca diría a su fiel siervo: “¡Claro que ya conoces todo esto! ¡Pues naciste antes de que todo fuera creado, y tienes muchísima experiencia!” (38:21, NTV). Pero hay otro que sí pretende igualarse a Dios. Dios acudiría a su siervo con infinito amor.
En el libro de Santiago tenemos la promesa que “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente, y sin reproche, y le será dada” (Stgo. 1: 5). Todo el libro de Job relata su búsqueda de la sabiduría de Dios para entender el motivo de su sufrimiento. El que ya era sabio buscó una sabiduría concreta en cuanto a su situación. Escuchó a interminables discursos de sus amigos con el fin de recibir sabiduría de ellos. Imploraba a Dios su sabiduría, su luz y entendimiento. No va a aparecer Dios finalmente para reprocharle y menospreciarlo diciendo: “¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? (38:2). No concuerda con la revelación de la paciencia y generosidad de Dios en dar sabiduría a todos los que la buscan, “sin reproche”.
Lejos de reprocharle, Dios le dio una revelación de la infinita sabiduría que yace detrás del funcionamiento de nuestro universo, cosa que los científicos solo están empezando a descubrir en el día de hoy. La pregunta: “¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?” viene acompañada con la inferencia que hay quien está intentando estropear la Creación de Dios, la maravillosa naturaleza de este planeta, por falta de entendimiento. Este es mi último argumento a favor de mi tesis, que es a Satanás a quien Dios alude, y no a Job que valora el orden de Dios. Pero, que el lector decida. Tenemos el libro de Job por delante. Vamos a meditar e indagar acerca de la clase de Dios que tenemos. En este libro tenemos una maravillosa revelación de Él. Que el Señor os bendiga en las páginas sagradas de su Libro.
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