¿EL SUFRIMIENTO VALE LA PENA?

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Cor. 4:17).
 
Lectura: Hechos 9:15, 16.
 
¿Vale la pena todo lo que has sufrido? Vamos a entrevistar a Job, al apóstol Pablo, y al Señor Jesús.
 
Job. Job fue el siervo de Dios para revelar la lucha cósmica que se libra detrás de lo visible de este mundo. Cada ser humano se encuentra envuelto en esta lucha y decide o bien para Dios o bien para Satanás, y pasará la eternidad con aquel que ha elegido. Job no era consciente de la transcendencia de su sufrimiento. Solo se daba cuenta de que no entendía el porqué de su terrible sufrimiento. Si le preguntamos al final de su vida: “¿Job, si pudieses escoger, sabiendo lo que sabes ahora, escogerías la vida que has tenido, o una vida tranquila en el seno de tu familia?”, creo que la única elección que habría era tener a Dios o no tenerlo, porque si lo quieres a Él, Él escogerá tu suerte, y has de dejar todo lo demás en sus manos. Job quería a Dios a todo coste. Una vida tranquila sin Dios nunca era una opción para él. No podemos sopesar si lo que hemos sufrido vale la pena o no por los resultados. La cuestión es si vale la pena conocer al Señor o no.   
 
Pablo. Pablo fue el siervo de Dios para llevar el evangelio a los gentiles y en esta misión sufrió persecución, hambre, abandono, naufragios, traiciones, cárceles, soledad, y torturas. Si le preguntáramos: “Pablo, ¿no preferirías fama, popularidad y prestigio en el judaísmo a una vida de tanto sufrimiento?”, habría contestado algo así: “Una vez que Jesús se me apareció vivo en el camino a Damasco, la única opción que tuve era entre la verdad o la mentira. Tuve que ser consecuente. El plan para mi vida ya estaba hecho y “no fui rebelde a la visión celestial” (Hechos 26:19). Todo lo que me ha pasado a continuación fue la consecuencia”. No podría haber sido de otra manera. No existe la posibilidad de una vida en comunión de con Dios sin sufrimiento.
Jesús. Jesús fue el siervo de Dios para traer justicia a las naciones (Is. 42:1). Él mismo preguntó a Dios en el huerto de Getsemaní si era posible evitar la cruz, y la respuesta fue un silencio de parte del Cielo, porque todo ya estaba dicho. El resultado de su agonía fue maravilloso, pero esto no confirma su decisión, ni hace que el sufrimiento valga la pena. La decisión es entre hacer la voluntad de Dios o no hacerla. Esta decisión estaba tomada en la eternidad antes de venir a este mundo y ratificada en la agonía del huerto. Nadie escoge una vida de sufrimiento porque valga la pena; la elección es entre Dios o Satanás. No hay más opción. Negar a Dios, negarte a hacer su voluntad, o negarte a pagar el precio por serle fiel, es optar por Satanás.
 
Nosotros. Somos los siervos de Dios para hacer lo que Él tiene en mente, muchas veces sin saber lo que es, o saber lo que va a implicar en términos de sufrimiento. La elección ya estaba hecha cuando decidimos tomar nuestra cruz y seguir a Jesús. ¿Vale la pena conocerlo? Nadie que lo ha conocido de verdad tiene la más mínima duda.    

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