¿QUIÉN OSCURECE EL CONSEJO DE DIOS?

“¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?” (Job 38:2).
Lectura: Job 38:1-3.
           

De entrada, ¡esta pregunta nos llega con un tono que muestra que Dios no tiene mucho aprecio por la persona que intenta entorpecer su consejo! Está molesto con él.  Se refiere a él como “ése”. Es como si dijera: ¿Quién cree ese que es? ¿Quién es él para ir en contra de los designios eternos de Dios? ¿Quién es ése sin sabiduría? Muchos comentaristas piensen que la respuesta a esta pregunta es Job, que Job es un hombre necio. Los tres amigos piensan que es Job. Eliú mantiene que es Job: “Job abre su boca vanamente, y multiplica palabras sin sabiduría” (35:16). Pero en nuestra estimación es imposible que la respuesta a la pregunta de Dios sea Job, porque Dios ya ha declarado a Job “varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (1:8), y esta es la esencia de la sabiduría.
Es más, notamos que Dios interviene después de la intervención de Eliú que ha concluido su discurso diciendo: “Él (Dios) no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio” (37:24). Eliú también ha dicho: “Escuchadme; declararé yo también mi sabiduría” (32:10). ¡Job nunca dijo que era sabio! No obstante, Job se ha mostrado sabio en todo lo que ha dicho y sus palabras han encontrado la aprobación de Dios.
Job siempre ha aceptado la voluntad de Dios, nunca se ha rebelado contra ella.
Y, por otra parte, ¿piensas que Dios, después de alabar a Job, después de permitir que Satanás le echase mano, después de ver cuánto Job ha sufrido y con qué ahínco lo ha buscado, y cuánta fe ha mostrado en Él, y cómo ha aceptado lo que Dios ha permitido en su vida, después de todo esto, crees que Dios va a salir a su encuentro con reprensiones y reprimendas? ¿No crees en un Dios que trata con amor a los que lo aman? ¿Se ha olvidado Dios de ser compasivo? Ha apostado por Job delante de Satanás, ¿y ahora lo va a humillar? No. Job no ha comprendido los consejos eternos de Dios porque no le fueron revelados, pero nunca se ha rebelado contra la voluntad de Dios. Cuando Dios aparece en el escenario es para defender a su amigo, no para censurarlo.
“Yo te preguntaré, y tú me contestarás” (38:3). La persona a la cual Dios va a dirigir sus preguntas es la que ha hablado sin sabiduría, a Eliú, y detrás de Eliú, a Satanás mismo, el mayor que se rebeló contra los designios de Dios, el que salió del lugar que le correspondía, lugar de privilegio que Dios le había asignado, y montó una rebeldía celestial contra Dios. ¿Mostró sabiduría en conseguir que fuese arrojado del cielo y asignado al infierno? ¿Es de sabios cambiar el cielo por el infierno? ¿No es él el más necio de todos?
Siguen setenta preguntas que revelan la soberanía de Dios en toda la Creación. La primera está llena de significado: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” (38:4). Pues, Lucifer estaba presente. ¡Qué recuerdos aquellos de su estado anterior! Lucifer estaba en el coro celestial que celebraba la magnificencia de todo lo que Dios había creado. Sí, él estaba allí, pero nunca volverá a aquel privilegiado lugar.   

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