INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE JOB (3)

¿Por qué es tan difícil descubrir a quién Dios está hablando? ¿Por qué no dice el texto: “Dios dijo a Job, haciendo referencia a Eliú: …”? Porque Dios a veces dice cosas que llevan a malentendidos. A veces no dice las cosas con total claridad. A veces habla con una persona aludiendo a otro que está presente. A veces no clarifica lo que dice dejándonos con preguntas. Es una característica suya. Jesús dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó” (Mat. 11: 25).  Dios esconde cosas y Dios revela cosas. Jesús hablaba en parábolas para esconder las verdades de algunos y revelarlas a otros. Dijo: “Por esto les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” (Mat 13:13).
 
Hay ciertos textos bíblicos en que Dios se dirige a una persona para hablar a otra. Uno es la ocasión cuando Jesús llamó Satanás a Pedro cuando Pedro intentó disuadirlo de ir a la cruz: “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándole aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro; ¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:21-23). Jesús se dirige a Pedro, pero el mensaje es para Satanás. Le manda apartarse de él. Satanás estaba tentando a Jesús a no ir a la cruz. Estaba hablando por boca de Pedro, de la misma manera que hablaba por boca de Eliú en la historia de Job. Dios se dirigió a Job para contestar a Eliú y, detrás de él, a Satanás.
 
Otro ejemplo de hablar a una persona cuando las palabras realmente están dirigidas a Satanás es cuando Dios está hablando al rey de Tiro. Empieza hablando al rey y en medio cambia y habla a Satanás porque detrás de este rey está el diablo: “Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste…” (Ez. 28:12, 13). En el texto completo, Ez. 28:12-19, queda patente que Dios está hablando a Satanás.
 
En los Canticos del Siervo de Isaías es muy difícil ver si Dios está hablando al Mesías o a Israel. Dios se dirige a su Siervo el Mesías y le llama Israel: “Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca con espada aguda… y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré” (Is. 49:1-3). Los judíos mantienen hasta la fecha que el siervo en cuestión es la nación de Israel, y los cristianos dicen que se refiere a Jesús quien es el cumplimiento de Israel.  
 
Otra cosa que notamos es que Jesús, como el Padre, deja que los malentendidos se expliquen solos. Cuando la gente creía que Jesús no podía ser el Mesías porque era de Nazaret, Jesús no explicó que en realidad nació en Belén (Juan 1:45, 46 y 7:52). En su debido tiempo Dios aclara todas las cosas.  

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