“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo? ¿Te han descubierto las puertas de la muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte? ¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo? ¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, o desatarás las ligaduras de Orión? ¿Sacarás tú a tiempo las constelaciones de los cielos, o guiarás la Osa Mayor con sus hijos? ¿Alzarás tú a las nubes tu voz, para que te cubra muchedumbre de aguas? ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y te dirán ellos: Henos aquí? ¿Cazarás tú la presa para el león? ¿Saciarás el hambre de los leoncillos? (Job 38:4, 12, 16, 17, 22, 31, 32, 34, 35, 39).
Dios está airado con alguien que pretendía que era capaz de gobernar el universo. Está indignado y hace estas preguntas para mostrar que la pretensión de su rival es absurda. Dios hace todas las cosas que ha nombrado para mantener en funcionamiento el mundo. Dios puso la fundación del mundo y calculó sus medidas (v. 4). Dios controla las mareas para que el océano no se desborde (v. 8). Dios hace venir la noche y la mañana (v. 12). Dios llena el mar (v. 16). Dios abre y cierra las puertas de la muerte (v. 17). Dios trae la luz y la oscuridad (v. 19). Dios controla la lluvia, el granizo y el viento, el rocío, el hielo, la escarcha y la luz (v. 22-24). Dios ha colgado las estrellas en el espacio (v. 31). Dios domina las nubes, los relámpagos, la neblina (v. 34). Dios da de comer a los leones y los pájaros (v. 39). Sin agua y luz, sol y lluvia no hay comida y no es posible la vida en este planeta. Dios desafía a su rival a hacer lo mismo.
¿Quién es el prepotente que quiere desbancar a Dios? ¿Piensas que el que quiere usurpar el lugar de Dios es Job? ¿Era defectuosa la comprensión que tuvo Dios de Job cuando se jactaba de él delante de Satanás? ¿Es Job un hombre justo, conforme al criterio de Dios, o injusto, conforme al deseo de Satanás y la opinión de sus consejeros? ¿Pretende Job ser el rival de Dios? ¿Lo pretende Satanás?, el que decía en su corazón: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:13, 14). ¿No está Dios diciendo en el libro más antiguo de la Biblia que su rival es incapaz de gobernar la creación?
En el día de la Creación, los ángeles cantaron las alabanzas a Dios. Ellos no podrían haber realizado esta obra maravillosa, ni siquiera el más dotado de ellos, el ángel Lucifer. Dios le está mostrando a este ángel caído la inutilidad de su rebeldía. Incluso, si hubiese ganado la guerra contra Dios, es decir, si hubiese desbancado a Dios, habría conseguido un reino que él no estaba capacitado para gobernar, y dentro de muy poco su incompetencia habría destruido el reino que había luchado para ganar. En todo este discurso pronunciado con ira e ironía, Dios se está dirigiendo a un rival, no a Job para hacerlo sentir inferior, e ignorante, porque Job nunca pretendía ser igual a Dios, sino a otro, con el fin de mostrarle el abismo que existía entre él y su Creador, a un rebelde, insumiso y engreído que pretendía ser su igual.
Amado Dios, nos juntamos con las estrellas de la mañana en adorarte por tu inteligencia mostrada en la Creación sobre la cual sabemos muy poco, pero un día, cuando estamos contigo en los nuevos cielos y la nueva tierra, y tú nos revelas estas cosas, te adoraremos con conocimiento de causa y inteligencia.
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