“Y dijo Jehová Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:7, 8).
Lectura: Job 2:2-7.
Dios es leal, fiel, consecuente, constante, compasivo, misericordioso, justo, amoroso, guarda su Palabra, no cambia, es perfecto en entendimiento. No va descubriendo cosas, cambiando su opinión al ir enterándose de más información sobre la marcha. Su entendimiento de cada persona es perfecto desde el principio. Dios ya evaluó a Job en el primer capítulo del libro y mantuvo esta evaluación a través de todo el libro y eternamente. Dios no pone a Job por esta prueba para ver cómo reaccionaría y luego formar un juicio de él. Confiaba en Job y sabía que Job estaba a la altura de la prueba. Si no, no la habría permitido: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Cor. 10:13). “Fiel es Dios”.
El propósito de la prueba era mostrar a Satanás que Dios sí tenía gente en la tierra que lo temía, y al decir “temer” incluimos obedecer y amar, porque es todo uno. Esta era la contención a lo largo del libro. Satanás está juzgando a Dios, está cuestionando sus propósitos y su consejo divino en la creación del hombre. Está diciendo a Dios que no puede conseguir que nadie lo ame de verdad. Dios dice que sí, y lo mostró supremamente en el Señor Jesús hecho hombre quien lo obedeció hasta la cruz: “Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejando a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2: 5-8). La diferencia entre Jesús y Job es que Jesús fue el eterno Hijo de Dios y que se humilló voluntariamente. Job fe un hombre y aceptó la humillación que vino de parte de Dios: “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” (2:10). Job es un fiel reflejo de Cristo en su aceptación de la voluntad de Dios, y su obediencia y sometimiento a la voluntad de Dios. También en su temor a Dios: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Heb. 5:7).
La contención entre Dios y Satanás acerca del hombre que Dios ha creado será determinada por la reacción final de Job. El libro todavía no ha terminado. Todavía queda la última reacción de Job.
En cuanto a nosotros, nuestras pruebas estarán a la altura de nuestra fe. ¿Vamos a mostrar lealtad y fidelidad a Dios en medio de ellas cuando no entendemos nada, cuando parece que Dios nos ha abandonado, y cuando estamos bajo fuego de parte de nuestros amigos, de parte del diablo, y de parte de nosotros mismos? Esto último fue la parte final de la prueba de Job. Ya lo veremos.
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