EL DISEÑO DE DIOS (9)

“Alegraos, oh justos, en Jehová” (Salmo 33:1).
 
Lectura: Salmo 34:1-10.
 
Diversión/ocio.
 
Vamos diciendo que, si no tenemos disciplina en el uso del tiempo, en el empleo del dinero, en la diversión, y con lo que comemos, esto afectará muy negativamente nuestra vida espiritual, porque todo está relacionado. Soy la misma en el supermercado que en la playa, y en la iglesia. Si gasto todo lo que quiero en comidas y en diversiones, tengo menos para poner en la ofrenda del domingo. Si no como bien, me engordo y no tengo defensas contra infecciones y enfermedades y, enferma no puedo servir al Señor. Si estoy hasta altas horas de la noche con el móvil y los medios de comunicación, no descanso lo suficiente y me pongo mala, no rindo en el trabajo, y no doy buen testimonio.
 
En cuanto a nuestra diversión, que sea sana, económica y compatible con la fe que profesamos. Al plantearme las diversiones en que voy a participar, veo que hay diversiones carísimas, como la de llevar a toda la familia a Disneylandia por una semana. ¿Esto es lo que el Señor quiere para mí? Que cada uno decida delante del Señor. Hay creyentes que tienen una especie de obsesión con su pasatiempo y abandonan a todo lo demás para dedicarse a él, como, por ejemplo, el correr. Conocemos a creyentes que no tienen tiempo para leer la Biblia, pero para salir a correr cada día, sí. El fitness para algunos es prioritario, por encima de todo lo demás. ¿Esto está bien? Hay hombres que tienen que ir al bar cada día. Si estas cosas nos controlan, están fuera de su lugar.
 
No se puede comprar la felicidad. Un día entero en Port Aventura no te hará más feliz de lo que eras antes, pero unos días de campamento escuchando la Palabra de Dios varias veces al día, pueden cambiar toda tu vida. Aunque sea caro llevar a toda la familia de campamento, si lo puedes costear, vale la pena por el resultado en calidad de vida en el Señor después. Luego hay otras diversiones que no son caras y van muy bien para romper con la rutina y refrescar nuestro espíritu, como visitas a la montaña, paseos por la ciudad, pasar una tarde en casa de unos hermanos, un día de piscina, pasear al lado de un río o una barbacoa en el campo; hay otras en que un cristiano no participa, como, ir de discotecas, salir a beber o ir con los amigos de fiesta toda la noche.
 
La diversión forma parte de la vida cristiana, el disfrutar de la naturaleza, las playas, los ríos, y el campo, juntamente con los hermanos, o con la familia, siempre que se hace en comunión con el Señor. Sirve para bendecir nuestro espíritu, renovar nuestras fuerzas y dar gracias a Dios por las cosas hermosas que Él ha hecho. En ellas escuchamos su majestuosa voz, sentimos su presencia y tenemos comunión con Él: “Voz de Jehová sobre las aguas; truena el Dios de gloria, Jehová sobre las muchas aguas. Voz de Jehová con potencia; voz de Jehová con gloria. Voz de Jehová que desgaja las encinas, y desnuda los bosques; en su templo todo proclama su gloria” (Salmo 29:3, 4, 9).        

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