TERMINA (2)

“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:4).
 
Lectura: 1 Cor. 11:1.
 
El Señor terminó su trabajo, el apóstol Pablo terminó el suyo y nosotros hemos de terminar el nuestro.
 
Los creyentes hemos de terminar lo que hemos empezado. Booz es ejemplo de ello: “Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto” (Rut 3.18).
 
“Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová” (1 Crón. 28:20). “Labró, pues (Salomón), la casa, y la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro” (1 Reyes 6:9). Salomón construyó el templo de Dios y lo terminó. “Después edificó Salomón su propia casa en trece años, y la terminó toda” (1 Reyes 7:1). En ambos casos las Escrituras dicen que terminó su obra. Nosotros lo vemos lógico, pero por la carretera todos hemos visto construcciones empezadas que nunca han sido acabadas.
 
Lo mismo es dicho de la reconstrucción del templo después de la cautividad y de los muros de la ciudad de Jerusalén. Primero la profecía: “Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros” (Zac. 4:9). “Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, por mandato de Ciro, de Darío, y Artajerjes rey de Persia” (Esdras 6:14, 15). “Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días” (Neh. 6:15).
 
“… de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia” (2 Cor. 8.6). Aquí la referencia es a la ofrenda que empezaron a guardar las iglesias gentiles para entregar a las iglesias pobres de Jerusalén. Dios quiere que terminemos y cumplamos nuestros compromisos financieros.
 
Nuestros trabajos creativos, ministerios, obligaciones personales, proyectos de construcción, compromisos económicos, cada cosa que emprendemos, sabiendo que es la voluntad de Dios, Dios quiere que la acabemos, porque hemos de ser como Él, y Él es fiel para acabar la obra que empezó.  

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