EL NOVIO NO CREYENTE

“Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella” (Isaías 52:11).
 
Lectura: 2 Cor. 6:14-18.
 
La repetición de la palabra “apartaos” significa urgencia. Si tienes un novio inconverso, el tiempo de salir de la relación es ahora mismo. Cuanto más esperas para ver si se convierte, peor. Si se convierte para casarte contigo, no es una conversión real. Solo se verá que es genuino si has roto con él y otra persona lo lleva al Señor. Pablo cita este texto de Isaías en 2 Corintios 6:14-18 donde Dios dice: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor. Y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. Esta es la condición para ser hija o hijo de Dios: “Salir de en medio de ellos”. ¿Por qué? Porque el inconverso te llevará a su campo. Y si no, te llevará a la amargura, porque nunca serás “uno” con este hombre y tu corazón se romperá. No puedes ser uno con Dios y uno con una persona que no es de Dios. Dios no se une con el diablo, y un inconverso es hijo del diablo, porque todo aquel que no es hijo de Dios es hijo del diablo. 
 
Casarse con un no creyente no es la voluntad de Dios para ti, y si no hacemos la voluntad de Dios, no podemos ser salvos: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mat. 7:21). Creer en Cristo y vivir según los valores del mundo no salva a nadie: “No améis al mundo ni las cosas del mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:16). El Señor Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mat. 6:24). Jesús aplicó este principio al dinero, pero es cierto para todo. No puedes servir a otros dioses y también a Dios; no puedes servir al mundo y a Dios; y no puedes servir a un matrimonio mundano y a Dios. La cuestión no es creer en Dios, sino servirle. Josué lo dejó bien claro cuando dijo: “Escoged hoy a quién vais a servir, a Dios o al mundo” (a Baal). Esta es la elección que tienes que tomar, o bien el mundo, o bien a Dios.
 
“¿Como pueden caminar dos juntos a no ser que estén de acuerdo?” (Amós 3:3). La vida con un no creyente no es compatible con la vida del creyente. Tú vas a la iglesia; él se queda en casa. Tú sales con tus amigos creyentes; él sale con los suyos. Tú das tu dinero a la obra de Dios; él gasta su dinero como quiere. Tú educas a tus hijos en los caminos de Dios; él te contradice y les enseña valores que van en contra de lo que tú crees. Tú enseñas a tus hijos a cantar al Señor, ellos van por la casa cantando canciones de la iglesia, y tu marido se violenta. Y hay un ambiente de tensión y malestar en la casa porque no estáis de acuerdo en cuanto a muchas cosas. ¿Es esto lo que quieres? Y cuando el amor romántico pierde su primera pasión, o cuando tenéis una discusión, o cuando se presenta una tentación fuerte, él no tendrá a Dios para protegerlo, y las decisiones que toma no serán de tu agrado. Perdona la crudeza de estas palabras, pero el “Apartaos, apartaos, salid de ahí” es un mandato urgente de Dios.  
 
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