BILDAD

“Si tus hijos pecaron contra él, él los echó en el lugar de su pecado. Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia” (Job 8:4-6).
 
Lectura: Job 8:1, 2.
 
Lo que dice este Bildad es tan fuerte que nos quedamos de piedra. Job ha perdido a todos sus hijos y este “amigo” de Job, este “consolador”, le dice que fue porque eran pecadores y merecieron la muerte. Y, además, le acusa a Job de no ser limpio y recto, y esto lo dice mirando a la cara de un hombre deshecho, tirado en el polvo, con la ropa rota, ceniza sobre su cabeza, y la piel abierta con llagas infestadas, llenas de gusanos. Su concepto de Dios está equivocado. Lo que dice acerca de Dios no es correcto. Él es de la teología de la prosperidad. Piensa que Dios bendice a los buenos y castiga a los malos. Razona: o bien, Job es justo y Dios es injusto al castigarlo, o bien, Job es un gran pecador. Para no tachar a Dios de injusto, tacha a Job de injusto. Pero la verdad es que malas cosas pasan a buenas personas. La vida es mucho más compleja de lo que este hombre piensa. No se le ocurrió pensar que puede haber otras posibilidades.  
 
Bildad es como muchos. Piensan que están en condiciones para juzgar a otros. Los que son como Bildad se ponen en el lugar de Dios, pero sin la piedad de Dios.
 
Dios considera pecado sus palabras. Por eso pidió a Job que intercediese a favor de él y de sus dos amigos: “Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se enciende contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros” (Job 42:7, 8).
 
Salomón, el hombre más sabio, intentó comprender la vida, y falló. Job, el hombre más justo, intentó entender los caminos de Dios, y falló. Nadie por sí mismo, sin el Espíritu Santo, puede comprender ni el significado de la vida, ni por qué Dios hace lo que hace. Jesús vino del cielo y lo explicó bien claro, pero nadie lo comprendió hasta la venida del Espíritu Santo. Aparte de la revelación sobrenatural que viene del Espíritu, estamos en total oscuridad espiritual. En Génesis 1:2, 3 leemos: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios, sea la luz; y fue la luz”. Estas son las palabras más increíbles jamás habladas en el universo. El Espíritu de Dios trae luz. Sin Él no hay comprensión. No entendemos, ni el significado de la vida, ni el obrar de Dios. Todo está sin forma y vacío.
 
Lo maravilloso es que Dios no fulminó a Bildad, sino que ¡pidió a Job que intercediese por él! Y Dios perdonó a Bildad porque Job oró por él. Hagamos lo mismo que hizo Job a favor de nuestros amigos que nos ofenden, y Dios, airado con ellos, los perdonará.

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