“Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono… (Hechos 2:30).
Lectura: Hechos 2:25-35.
El reino de Dios en el sermón de Pedro el día de Pentecostés:
Volvemos a citar del Diccionario Bíblico, que nos da mucho en que pensar: “El sermón de Pedro en el día de Pentecostés indica que la muerte, resurrección y ascensión de Jesús lo llevó a reinterpretar la esperanza de Antiguo Testamento. Los Evangelios referían a Cristo como el Hijo del Hombre, término que aparece solo una vez en Hechos (7:56). En el judaísmo el término “Mesías” llegó a significar rey conquistador terrenal davídico. Esto explica por qué Jesús no usó mucho este término (Juan 6:15). Pedro anunció que, en virtud de su muerte, resurrección y ascensión, Jesús había sido hecho Señor y Mesías (2:36). Esto no puede significar que Jesús no fue considerado como Mesías durante su misión terrenal, porque fue como Mesías que fue crucificado (3:18). En su ascensión, no obstante, Jesús entró en una nueva fase de su mesiazgo. Esto está expuesto en Hechos 2:24-35. Jesús se ha sentado a la diestra de Dios sobre el trono de David (2:30). Aquí Pedro, bajo la inspiración del Espíritu Santo, reinterpreta la profecía del Salmo 110:1: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. El trono de David ya no está en la tierra en Jerusalén; está en los cielos a la diestra de Dios. Jesús, aun ahora está reinando como rey mesiánico”.
El reino del Mesías en los escritos de Pablo:
“En las epístolas de Pablo esta reinterpretación del reino del Mesías es extendida. Su reino es tanto futuro (1 Cor. 6:9; 1 Cor. 15:50; Gal. 5:21; 2 Tes. 1:5; 2 Tim. 4:1, 18), como presente (Col 1:13; Rom. 14:17). El pasaje que más nos enseña es 1 Cor. 15:24-26 que refleja la teología de la estancia de Cristo a la diestra de Dios y su reinado mesiánico presente. El propósito de su reinado es el de poner a sus enemigos por estrado de sus pies; el último enemigo que será destruido es la muerte. Cuando haya llevado a cabo su reinado con éxito, entregará el reino a su Padre, “para que Dios sea todo en todos” (1 Cor. 15:28). En los escritos de Pablo “mesiazgo” y “señorío” significan lo mismo. Cuando Pablo afirma que Cristo tiene que reinar como Señor (kyreieúsé) de vivos y muertos (Rom. 14:9), está diciendo que tiene que reinar como rey (basileúein) hasta que haya subyugado a todos sus enemigos (1 Cor. 15:25). Si Pablo hubiese usado el término “Mesías”, podría ser interpretado como la proclamación de otro rey aparte de César, y esto constituiría un crimen de sedición (Hechos 17:7).”
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