PARA SER EL MESÍAS

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” (Mateo 2:1, 2).
No puedes arreglártelas para ser el Mesías, porque tienes que reunir unos requisitos que están fuera de tu control. Tienes que haber nacido un una virgen (Is. 7:14); tienes que haber nacido en Belén (Miqueas 5:2), tienes que ser descendiente de Abraham, de la raza hebrea (Gen.12:1-3); tienes que ser de la familia de David (Salmo 89:26-29, 35-37); tienes que haber salido del exilio en Egipto de niño (Oseas 11:1); y tienes que haber ido a vivir en Galilea (Is. 9:1-2). Nadie puede planear quiénes serán sus antepasados, ni quiénes serán sus padres, ni el lugar de su nacimiento, ni dónde va a vivir de bebé, ni las circunstancias que le van a rodear. Para nosotros estas son garantías de que Jesús es quien pretende ser, y para cualquier falso Mesías, estas son condiciones previas que le excluyan. Todo esto Mateo incluye en su evangelio para convencer a los judíos que Jesús de Nazaret es realmente el Cristo esperado.
Jesús no vino para empezar una nueva religión; vino para cumplir profecía. Fue prometido en el Edén (Gen. 3:15). Forma parte de la historia de redención que tuvo lugar cuando Israel salió de Egipto. Esta vez se trata de la redención de la esclavitud del pecado, mucho más completa que la redención anterior, pero parte de la misma. La primera fase fue la redención del cuerpo, la segunda, la redención del alma. Cuando vuelva otra vez, será la tercera fase, la redención completa: de nuevo cuerpo y la liberación definitiva del alcance del pecado para siempre.
Es importante que comprendamos el concepto que tuvo Mateo del cumplimiento de la profecía. Cuando miramos los versículos que él cita del Antiguo Testamento no vemos la conexión entre ellos y lo que él dice es su cumplimiento en Cristo. Tomemos, por ejemplo, la profecía de Oseas 11:1: “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. El hijo en cuestión es Israel. ¿Cómo puede decir Mateo que esto se cumplió en Cristo?:“Estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo” (Mateo 2:15), puesto que Oseas no profetizó que Jesús saldría de Egipto. Lo que Mateo entiende por el cumplimiento de la Escritura es el cumplimiento de los patrones establecidos en las Escrituras. El patrón es que cada hijo de Dios tiene que salir de Egipto. Egipto representa “el mundo” en el simbolismo bíblico. Israel salió de Egipto, Jesús salió de Egipto, y tú y yo hemos salido de Egipto. Otros ejemplos: Cuando Israel salió de Egipto, fue bautizado en el mar (1 Cor. 10:1, 2). Cuando Jesús salió de Egipto fue bautizado en el Jordán (Mateo 3:13-17). Después de su bautismo Israel fue tentado en el desierto. Después de su bautismo Jesús fue tentado en el desierto (Mateo 4:1-10). Después Israel recibió la ley; y después Jesús dio la nueva ley, el Sermón del Monte (Mateo 5 a 7). Estas coincidencias no son casualidades, sino que Cristo, como el segundo Israel, está cumpliendo las Escrituras. Israel fue el hijo desobediente de Dios y Jesús repitió su experiencia siendo, esta vez, el hijo obediente de Dios.
El Mesías se identificó completamente con Israel. Nació de un linaje tan contaminado por el pecado como el de los judíos, vivió rodeado por el pecado, pero no pecó. Hizo todo lo que Israel, como hijo de Dios, tenía que haber hecho, pero no hizo. Jesús cumplió a la perfección todo lo que tenía que haber sido y hecho Israel.