EL LEGALISMO ES INÚTIL

“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad, mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro siervo” (Mat. 20:25, 26).
El legalismo cristiana tiene ciertas cosas en común con el Islam en cuanto al tema de la mujer. Las normas de vestir tienen que ver con ella, no con el hombre. Ves un hombre cómodamente vestido, con manga corta en verano, fresco, mientras la mujer que le acompaña va con falda larga, blusa larga o un vestido que le cubre desde los dedos hasta los pies. ¿Por qué tanta preocupación con la vestimento de la mujer y ninguna con el del hombre? La mujer tiene que cubrirse de todo para no ser causa de tentación para el hombre. ¿Qué virtud hay en el hombre que no peca porque no es provocado? No es ninguna muestra de integridad de su parte. No ha pecado porque no ha tenido la ocasión de hacerlo, pero su corazón sigue igual. Jesús dijo que el adulterio es cosa del corazón. Con normas estrictas no se sabe nada de la condición del corazón ni del hombre ni de la mujer. Si ella estuviera libre para elegir su atuendo, ¿sería modesta o sería provocativa? Solo se sabe si ella elije su ropa.
En una cultura o iglesia donde todo el mundo es libre para elegir su vestimenta y todo es permitido, en la mayoría de los casos lo que se ve es un corazón lejos de Dios, lleno de orgullo, insumiso a los deseos de Dios y de la enseñanza de la Palabra de Dios: “Pongo lo que me gusta porque yo quiero, y no me importa lo que piensan los hombres; es su problema. No soy monja y visto para agradarme a mí misma y ya está”.
Y en una situación de control, donde el vestimento es impuesto, ¿cómo está el corazón de la mujer? “Odio esta bata larga. No me gusta que me digan lo que me tengo que poner. Qué suerte la de aquellas que pueden elegir”. ¿Resentimiento? ¿Rebeldía?
¿Y cómo está el corazón de los que imponen las normas? ¿Están pensando en la comodidad de la mujer? ¿Enseñan los principios de ética que están detrás del vestir: modestia, propiedad, buen gusto, ser atractiva y femenina sin provocar, tener consideración de la debilidad del hombre, glorificar a Dios? ¿O están imponiendo sus normas de forma arbitraria y dictatorial, humillando a la mujer? ¿Respetan a la mujer o la desprecian? ¿Les importa su bien interior o solamente se concentran en el exterior?
Toda imposición es parecida, si viene del Islam o del cristianismo. No facilita la maduración de la persona. No le enseña a hacer elecciones sabias, no le ayuda a ser creativa y, a la vez, discreta. No desarrolla la parte única de su personalidad ni permite que se dé expresión a su unicidad. Produce todas las mujeres iguales, clones que no se distinguen entre sí.
¿Qué es lo que Dios quiere? Una mujer hermosa, discreta, atractiva en su forma de vestir, modesta pero femenina, que mantiene la distancia correcta de los hombres porque ama a su marido y ama a Dios. Esto le tiene que salir del corazón, porque lo que Dios busca es pureza de corazón, y esta, luego se refleja en el exterior, en la forma de vestir. Esta es la mujer que complace a Dios, y ella es feliz haciéndolo.