VERSÍCULOS FAVORITOS DE EZEQUIEL

“Entonces conocerán que yo soy el Señor” (Ez. 12:15 y 40 versículos más).

Ya hemos terminado estos estudios de Ezequiel. ¡Casi nos preguntamos al profeta dónde ha estado toda nuestra vida! Ha sido todo un descubrimiento. Este libro está lleno de versículos impresionantes. Voy a seleccionar algunos:

“Y sobre el firmamento que estaba encima de sus cabezas había como la apariencia de una piedra de zafiro, a semejanza de un trono; y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hombre por encima de él” (Ez. 1:26).

“Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte” (Ez. 3:16).

“Aunque Yo los arroje lejos entre las naciones, y aunque los disperse entre los pueblos, con todo, le seré por un pequeño Santuario en las tierra adonde lleguen” (Ez. 11:16).

“Otra vez pasé cerca de ti y te mire, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores, y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez, y te di juramento, y entré en pacto contigo, dice Adonay Yahvé, y viniste a ser mía” (Ez. 16:8).

“Mi santidad será reflejada en vosotros ante los ojos de la naciones. Y sabréis que Yo soy Yahvé, cuando os haya traído a la tierra de Israel; tierra por la cual alcé mi mano jurando que la diría a vuestros padre. Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis, y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis” (Ez. 20:41- 43).

“Y tú, ¡oh profano e impío príncipe de Israel! ¡Quítese la mitra y depóngase la corona! ¡No será restaurado hasta que venga aquel a quien correctamente pertenece; a él Yo lo entregaré!” (Ez. 21:26, 27, NVI).

“Busqué entre ellos un hombre que levantara un vallado y que se pusiera en la brecha delante de Mí, a favor de la tierra, para que Yo no la destruyera, pero no lo hallé” (Ez. 22:30).

“¡Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura! Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad…” (Ez. 28:12-19).

“¡Vivo Yo! Dice Adonay Yahvé, que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se vuelva de su camino y viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué queréis morir, oh casa de Israel? (Ez. 33:11).

“¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben acaso los pastores apacentar ovejas? No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma, ni vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os enseñoreasteis de ella con dureza y con rigor” (Ez. 34:2, 4).

“Yo buscaré la perdida, y haré volver a la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré la débil” (Ez. 34:16).