“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará… Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te intimides” (Deut. 31:6, 8).
“Sean vuestros costumbres sin avaricia, contentos con los que tenéis ahora; porque dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Heb. 13:5, 6).
Según estos textos hay dos cosas que no necesitamos temer si confiamos en el Señor: una es la falta de provisiones, y otra es el daño que nos pueden hacer otras personas. No debemos estar deseando más cosas materiales, sino contentos con lo que tenemos ahora. El Señor nos ayudar en las dos eventualidades, en problemas económicas y en problemas personales. Sea lo que sea lo que tenemos que afrontar, Él es nuestro ayudador. Nos lo prometió. Y de ello el escritor de la carta a los hebreos dedujo: puesto que no nos dejará, podemos confiar en Él en todo lo que se nos presente.
Tú que envías el sol y la lluvia,
Gobernando sobre tierra y mar,
Que nunca nos quejemos de Ti,
Sea cuál sea nuestra condición.
Si el sol o la lluvia en turno
Hacen madurar o destruyen el grano,
Que todavía esta lección aprendamos:
Nunca murmurar, y nunca quejarnos.
Menos rebaños o menos ganado,
Aunque escasas nuestras provisiones,
Todavía nos parece oír tus palabras,
“Confía, vosotros fieles, confía en Mí”.
Todo lo que tenemos, sabemos, es Tuyo,
Tuyo para dar o tuyo para quitar,
Aliméntanos entonces con comida divina,
Aliméntanos en el día de hoy y siempre.
Así si las estaciones cambiantes traen
Riquezas o penuria, sea lo que sea,
Sin quejarnos todavía cantaremos,
Simplemente encomendando todo a Ti.
G. Thring.