VALORES DE LA MUJER CRISTIANA (14)

“Sea puesta en la lista (de ayuda social de la iglesia)sólo la viuda no menos de sesenta años, que haya sidoesposa de un solo marido, que tenga testimonio debuenas obras; si ha criado hijos; se ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si hasocorrido a los afligidos, si ha practicado toda buena obra. Pero viudas más jóvenes no admitas; porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, incurriendo así en condenación, por haber quebrantado su primera fe, y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no deberían. Quiero, pues que las viudas jóvenes se casen, críen hijos,gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia” (1 Tim. 5:9-15).

            Hemos incluida este largo pasaje porque en él salen muchos valores netamente cristianos. La mujer cristiana que es fiel a las Escrituras y, en este caso, a las enseñanzas apostólicas, es una mujer de buenas obras. Estas incluyen lealtad a su primer marido de por vida, criar hijos, administrar bien su casa, ayudar a los pobres y ser hospitalaria, sobre todo, a creyentes que la necesitan. No abandona su fe para casarse con un segundo marido que no es creyente, no es ociosa, chismosa, o entremetida. No se mete donde no la llamen, y no habla lo que no debe. Otra vez vemos que la espiritualidad de la mujer se centra en la casa. Haciendo aquello que tiene que hacer toda mujer, se santifica. La espiritualidad no está en las nubes, ni en el ministerio fuera, sino allí mismo, en casa, donde ella está. Aunque tenga muchos ministerios fuera, o un trabajo importante en la calle, la espiritualidad se desarrolla principalmente en casa. ¡El Señor es muy práctico! 

Dejando el tema de las viudas, vamos a mirar otro: los hijos. La mujer cristiana valora tener hijos, y si puede tener unos cuantos, mejor: “Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos” (Salmo 127:5). Los hijos son una bendición de Dios: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud” (Salmo 127:4, 5). En nuestra sociedad las mujeres procuran tener o bien un hijo o dos, máximo. En esto también la mujer Christian choca con la mentalidad del mundo. 

Valoramos la vida desde su inicio. La criatura que está en el vientre de la mujer es una persona: “Tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre” (Lu. 2:44). Cuando Elisabet estaba embarazada de 6 meses su bebé saltó de gozo al entrar María embarazada ¡de semanas! de Jesús. El bebé estuvo en la presencia de su Señor, ¡y lo sabía! La mujer cristiana está en contra del aborto. Es un asesinato, por el motivo que sea. Matar a los bebes que vienen con deformaciones o enfermedades graves es la antesala de matar a los viejos incapacitados, y seguirán otras prácticas terribles. Dios da la vida y Él la quita. Cuántos padres se han santificado cuidando de hijos con deformaciones o discapacidades importantes desde su nacimiento. Mejor tener el niño, aunque muera poco después de nacer, enterrarlo, y pasar un tiempo de duelo, dejando que la naturaleza tome su curso, dependiendo de Dios, que abortar y estar de duelo toda la vida.