OS VALORES DE LA MUJER CRISTIANA (6)

“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”(Ester 4: 6).

ESTER

Ester fue otra mujer hermosa. Dios la hizo bella para cumplir con el propósito que tuvo para su vida, a saber, para ser elegida reina de Persia para poder salvar del exterminio a los judíos de la cautividad. En ella vemos a una mujer que aceptó la desgracia y el sufrimiento. Supo acoplarse al plan que Dios tuvo para ella que incluía quedarse huérfana de pequeña, vivir como exiliada en el país que había derrotado al suyo, y formar parte del harem del rey. Aunque vivía en lujo, no tuvo ningún derecho sobre su cuerpo, ni poder sobre su vida. Ester comprendió que la soberanía de Dios le había conducido al palacio en aquella hora negra para la misión que Él tuvo para su vida, que “para esta hora había llegado al reino” (4:14), y puso su vida para salvar a su pueblo. Para conseguir su rescate buscó la ayuda de Dios en oración y ayuno. No se precipitó. Actuó con sabiduría. Invitó al rey a un banquete y luego a otro para finalmente suplicar por la salvación de su pueblo. No solamente lo consiguió, sino también logró a que muchos llegasen a creer en el Dios de Israel, no solo en Persia, sino en todo el Oriente Medio.

Sin las virtudes de carácter que tenían Ester, su magnífica obra habría sido imposible. Para conseguirla Ester tuvo que ser mansa y obediente: Siguió los consejos de Mardoqueo: “Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba”(2:20). Fue una hija leal y agradecida a su padre adoptivo. En su trato con su marido el rey era sabia, valiente, prudente, respetuosa, humilde, femenina y paciente. Supo buscar el momento indicado para presentar sus peticiones. Tuvo temor a Dios. Le amaba a Él y a su pueblo más que su propia vida. Ester es otra que encarna las virtudes de la mujer cristiana: fue valiente y femenina, a la vez,noble en todos los sentidos, una mujer admirable.

LA ESPOSA DE JOB

En ella tenemos otro ejemplo negativa que nos enseña cómo no debemos actuar. Siempre que su marido era rico y próspero, no hubo ningún problema en su relación, pero cuando él realmente la necesitaba, ella lo falló. Cuando su marido se encontró solo, abandonado por amigos y familiares, enfermo, sintiéndose lejos de Dios, sin poder encontrarle, angustiado, habiendo perdido todo lo que tenía, hijos y bienes, ella le dijo:“¿Aun retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Fue el peor consejo que le podría haber dado. No le dio ninguna palabra de ánimo, no mostró su confianza en él, no defendió su integridad, no le consoló, no reafirmó su justicia, ni su valía como persona, no hizo nada para ayudarle, o para mostrar su confianza en él, o fortalecer su fe en Dios. Para ella Dios era injusto, así que, había de maldecirle. Odiaba a Dios. No de dio a su marido motivo alguno para vivir. “Más vale que te mueras” era su consejo en su hora de prueba. Por su mal ejemplo la mujer cristiana aprende a consolar y afirmar la fe de su marido en los momentos más duros de la vida y darle motivos para seguir viviendo.