“Y (Ana) hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sin que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida” (1 Sam. 1:11).
ANA
Con Ana aprendemos el valor de la oración que prevalece. Su vida ilustra lo que es una mujer de integridad. Era consecuente con lo que prometió. Dios le concedió un hijo, y ella cumplió con su voto: “Ana dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre” (1 Sam. 1:22). ¡Impresionantes palabras de parte de una mujer que quería un hijo más que nada en este mundo! Ana era unaverdadera adoradora de Dios, una mujergozosa. Al dejar al niño con Elí dijo: “Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en su salvación” (2:1, 2). Muchos de los valores de la mujer cristiana son apreciados por las mujeres del mundo, como el de cumplir con nuestra palabra, pero otros, como el deprevalecer en oración, o ser una verdadera adoradora de Dios, no entran en su escala de valores, porque no los comprenden. El mundo valora la mujer que consigue lo que quiere, pero no de parte de Dios. Pero conseguirlo y luego entregarlo a Dios, esto ya no lo comprenden en absoluto.
ABAGAÍL
Esta mujer fue tan sabia como hermosa. Ella tuvo el desafío de ser leal a su marido y hacerle bien cuando él era un hombre necio, malvado, egoísta, avaro, iracundo y borracho (1 Sam. 23:25). Dio sabio consejo a David que salvó su honor y la vida de su marido y la de sus trabajadores: “Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, y él arrojará la vida de sus enemigos como de en medio de la palma de una honda, y acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre Israel, entonces, señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo” (25:28-31). Con estas palabras sabias convenció a David a no vengarse de la ofensa cometido contra él por parte de su marido. También atendió a las necesidades del pequeño ejército de David enviándoles comida (v. 18). Fue inteligente, prudente, humilde, valiente, y supo actuar con rapidezpara evitar una catástrofe. Todos estos valores son importantes para la mujer cristiana. Abigaíl supo razonar con David, sin ofenderle, sin reprenderle por la barbarie que pensaba cometer, y, a la vez, fortalecer su fe en Dios. Le mostró respeto y afirmó su fe en la promesa de Dios que un día sería el rey de Israel. ¡Qué hombre no va a desear una mujer como esta! Cuando Dios quitó la vida de su marido, David le pidió la mano. Por fe ella se casó con un fugitivo guerrero perseguido, creyendo que un día será rey, tal como Dios había prometido.