“Vuestros altares serán asolados y vuestras imágenes del sol serán quebradas, y haré que vuestros muertos caigan delante de vuestros ídolos. Arrojaré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y esparciré vuestros huesos en torno a vuestros altares” (Ez. 6: 4, 5).
Cuando Dios habla del castigo de la idolatría usa verbos como: “asolado”, “desolado”, “arruinado”, “arrasado”, “roto”, “destruido”, “arrancado” y “extirpado” (ver versículos 6 y 7). ¿Qué importa si adoramos ídolos además de a Dios? Siempre que vamos a la iglesia y creemos en Él, ¿no es suficiente? ¿Por qué le importa a Dios si tenemos ídolos?
Porque Dios tiene sentimientos y le molesta si no es el primero en nuestras vidas y si no estamos 100% entregados a Él. Quiere que le amemos con todo nuestro corazón, alma y mente, no solo con una parte. Sabe cuánto le amamos. Le es tremendamente importe que le amemos con toda fibra de nuestro ser. Quiere ser amado por nosotros como Él nos ama. Esto es normal. ¿Qué novio está satisfecho si su novia solo le ama un poco? El amor quiere ser correspondido. Esta es la naturaleza del amor. Si amas a alguien, quieres ser correspondido. Dios no está satisfecho con nuestra religión; quiere nuestro amor y devoción.
Dios odia la idolatría porque es compartir amor por Él con otros dioses. ¿A qué novio le da igual si su novia sale con otros hombres? ¿Cuántas mujeres tienen dos maridos? Dios fue el marido de Israel:“Porque marido tuyo es tu hacedor; Yahvé Sebaot es su Nombre, y tu Redentor es el Santo de Israel, que será llamado Dios de toda la tierra” (Is. 54:5). Israel tuvo otros amantes cuando Dios era su marido. Es por eso que odia la idolatría tanto, porque otros amores están en competición con el amor para Él. No podemos compartir nuestro corazón con otros amores. Él tiene que tenerlo todo. Lo correcto es que toda la gente que amamos forme parte de nuestro amor para Dios, no que estén en competición. Si tenemos marido, novio, padres, o amigos, los amamos con el amor de Dios. Si el amor por ellos nos aparta de Dios, le provocamos a ira, ¡y esto es algo que no queremos hacer, porque las consecuencias son graves!
Este capítulo nos dice lo que pasa cuando tenemos otros amores que nos apartan de Dios. ¡Nos mata!:“Y sabréis que Yo soy Yahvé cuando sus muertos a espada queden tendidos en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, y sobre cada collado elevado en todas las cumbres de los montes, y debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron olores gratos a todos sus ídolos” (6:13). Hay consecuencias eternas: “¡Fuera los perros, y los hechiceros, y los fornicarios, y los homicidas, y los idólatras, y todo el que ama y practica la mentira!” (Ap. 22:15). ¿Fuera de dónde? ¡Fuera de Ciudad Santa, fuera del Cielo, fuera de la vida eterna! ¿Dónde están/ irán, entonces? Al infierno. No pienses que puedes adorar a Dios y estatuas, ángeles, santos, la Virgen María, a ti mismo, a otra persona, tu trabajo, o tu iglesia, sin incurrir la ira de Dios, porque Él quiere toda tu devoción. O bien le amas a Dios con todo tu corazón, o bien no le amas y estás perdido. Derrama todo tu corazón en amor y devoción a Dios y Él te corresponderá con un amor que supera toda comprensión. Allí es donde está tu felicidad y la Suya.