¿DE QUÉ SE ACUERDA EL SEÑOR?

“Así dice Jehová: me he acordado de ti de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sombrada” (Jer. 2:2).

Dios está recordando los viejos tiempos cuando Él iba delante de su pueblo en el desierto, en forma de nube de día y columna de fuego por la noche, y ellos le siguieron. No había caminos en el desierto y no sabían por dónde tirar sin su dirección. Dependían enteramente de Él. Comían de su mano. Les enviaba el maná cada día y abría la peña para darles agua y saciar su sed. Los defendían de sus enemigos. Cuidaba de su ropa y de sus sandalias para que no se gastasen, pues no había tiendas en el desierto. Cuando Dios les envió este mensaje, ya llevaban años viviendo en la tierra prometida, y ellos mismos se abastecían. No tenían necesidad de Dios para las cosas básicas de la vida; trabajaban y se lo buscaban. Ya prescindían de Dios. Y Dios se acuerda de aquellos tiempos con nostalgia cuando le necesitaban para todo, y los añora con dolor.

¿De qué se acuerda Dios en cuanto a Ti? ¿Has pasado por un desierto de mucha necesidad en que dependías de Dios por todo, y Él era todo para ti, pero ahora le necesitas menos? ¿Has estado en pruebas tan fuertes que no podías sobrevivir sin Él, pero ahora que estás mejor, te has independizado? ¿Estás enamorado de Él, o ha habido tiempos de mayor intimidad con Dios, mejores épocas en tu relación con Él en el pasado? Dios está consciente de ello. Se acuerda con nostalgia “del amor de tu desposorio”, de cómo le amabas en tiempos pasados, de cómo te levantabas temprano por la mañana para buscarle o te acostabas tarde por la noche para orar. ¿Dios está más lejos ahora? Él no ha cambiado de lugar; quien ha cambiado eres tú.

Cuando Dios está más lejos, ¿qué haces? ¿Preguntas: “Dónde está el Señor?” (v. 8). Esto es lo que Dios quiere que hagas. Quiere que le extrañes y que te pongas a buscarle. ¿Qué ha pasado para alejarte de Él? ¿Has hecho algo malo? ¿Has pensado algo malo? ¿Tienes una actitud incorrecta, una emoción negativa, guardas rencor, tienes una falta de fe, has desobedecido, hay una parte de tu carácter que te está estorbando, etc.? ¿El enemigo te ha hablado mal de Él y lo has creído? Pide al Señor que muestre lo que sea, y vuelve a estar cerca de Él.

La cercanía es estar bebiendo de Él, “fuente de agua viva” (v. 13), continuamente. Esto es lo que Dios quiere, que siempre estés sacando tu vida de Él, con cada respiro, todo el día. Como dijo el Señor Jesús: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Jn. 7:37). Tenemos mucha sed y necesitamos algo para satisfacerla, y Dios se brinda para ser una fuente de agua de vida continua para nosotros. Lo que tenía en contra de Israel es que: “Me dejaron a mí fuente de agua vida, y cavaron para sí cisternas rotas que no retienen agua” (v. 13). No vamos a ser como Israel, sino que vamos a depender de Él enteramente, buscarle, saciarnos de Él, retener todo el bien que recibimos y, a la vez, dejar que salga en ríos de agua viva para satisfacer la sed de otros, para que ellos pueden disfrutar de lo bueno que es nuestro Dios. Esto es acordarnos de Dios. Esta es la relación que Dios quiere mantener con nosotros, porque nos ama y nos desea intensamente.