“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros… Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:11, 20-21).
“Amado Dios, recibe en este día nuestro canto de alabanza, gratitud y adoración a Ti, Señor, que lo eres todo, todo para aquellos que te amamos. Señor, Tú dices en tu Palabra a través del Apóstol Pablo que el enemigo ha cegado el entendimiento de aquellos que no te buscan, para que no vean la gloriosa luz del Evangelio de Cristo: “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4). Señor, por esto hoy te pedimos que quites toda ceguera, que les abras los ojos del espíritu, de todos aquellos que andan de espaldas a ti, especialmente entre el pueblo musulmán en estos días del Ramadán, para que vean la inconmensurable belleza y poder de Jesús que entregó su vida para salvarnos. Te alabamos, Cordero Santo, y anhelamos verte regresar de nuevo con todo tu poder, gloria, majestad y belleza. Amado de nuestras almas, esta vez vas a volver, no como un niño indefenso y dependiente, ¡no!, sino como lo que eres: El Rey de reyes y el Señor de señores, y vendrás como el Juez Justo, a impartir justicia a este mundo. ¡Oh amado Jesús!, dulce amor de nuestras vidas, ¡cómo desean nuestro ojos ver ese día glorioso en que aparecerás en toda tu belleza y esplendor! Pero también para impartir justicia a esta tierra. Oh Dios, ¡completa el número de tus redimidos; Señor, completa el número de tus redimidos! Para la gloria de tu Nombre, oh Dios, para la gloria de tu nombre! ¡Amén!”
(Oración escrito por Merche Pons en días de Ramadán).
Cantamos el himno siguiente juntamente con nuestro hermanos convertidos del Islam, pensando en el precio que están pagando para seguir a Cristo:
Castillo fuerte es nuestro Dios,
Defensa en buen escudo;
Con su poder nos librará
En este trance agudo.
Con furia y con afán
Acósanos Satán;
Por armas deja ver
Astucia y gran poder,
Cual él no hay en la tierra.
Nuestro valor es nada aquí,
Con él todo es perdido,
Más por nosotros pugnará
De Dios el Escogido.
¿Sabes quién es? Jesús,
El que venció en la cruz,
Señor de Sabaot:
Y, pues, Él solo es Dios,
Él triunfa en la batalla.
Aun si están demonios mil
Pronto a devorarnos,
No temeremos, porque Dios
Sabrá aún prosperarnos.
Que muestre su vigor
Satán y su furor;
Dañarnos no podrá;
Pues condenado es ya
Por la Palabra santa.
Sin destruirla dejarán,
Aun mal de su agrado,
Esta palabra del Señor;
Él lucha a nuestro lado.
Que lleven con furor
Los bienes, vida, honor,
Los hijos, la mujer…
Todo ha de perecer…
De Dios el reino queda.