DIOS HACE JUSTICIA

“Oh Jehová, eterno es tu Nombre! Tu renombre, Jehová, por todas las generaciones. Ciertamente Jehová hará justicia a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos” (Salmo 135:13, 14).

Este salmo es de alabanza. Empieza con una nota de alabanza y termina con otra. El salmo anterior, el 134, es el último de los cánticos graduales que los israelitas cantaban al subir a Jerusalem para las fiestas anuales. Cantaban este salmo cortito cuando ya habían llegado a la casa de Dios: “Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la Casa de Jehová estáis por las noches” (Salmo 134:1). Tienen delante los sacerdotes, y los instan a que alaben a Dios y piden a Dios que les bendiga a ellos: “Desde Sión te bendiga Jehová, el cual ha hechos los cielos y la tierra” (Salmo 134:3). Pues, el salmo siguiente continúa con la misma idea: “Alabad el Nombre de Jehová, alabadle, siervos de Jehová, lo que estáis en la Casa de Jehová, en los atrios de la Casa de nuestro Dios” (Salmo 135:1, 2). Este es el propósito de subir a la Casa de Dios en Jerusalén, la de bendecir a Dios.

El primer motivo que nombra el salmista por alabar a Dios es que nos ha elegido: “Jehová ha escogido a Jacob para sí, a Israel como su especial tesoro” (Salmo 135:4). ¿Tú le alabas al Señor porque te ha escogido para sí mismo como su especial tesoro? ¡Es un buen motivo para alabar a Dios! ¡Nos mantendrá felices todo el día! Pero se escucha poco hoy día. ¡Empieza tú!
Otro motivo es porque Dios hace todo lo que quiere en los cielos y en la tierra: “Todo lo que Jehová quiere hace, en los cielo y en la tierra, en los mares y en todo los abismos” (135:6). Este es un motivo muy profundo. Hay que meditarlo.

Otro motivo es porque Dios hace justicia: “Hirió a los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta el animal. En medio de ti, oh Egipto, envió señales y prodigios, contra Faraón y contra todos sus siervos” (135:9). La justicia de Dios y la venganza de Dios van de la mano. Los egipcios maltrataron a los israelitas durante siglos. Con Dios hay retribución. No deja que el mal continúe para siempre sin castigar a los culpables. Y este es motivo de alabanza: “Ciertamente Jehová hará justicia a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos”. Dios tomó la venganza en sus manos contra los enemigos de su pueblo y lo hizo con justicia. ¡Son aspectos del carácter de Dios que no se enfatizan mucho hoy día en nuestros cultos de alabanza! Hemos de perdonar a nuestros enemigos y dejar la justicia en manos de Dios, y, si ellos no se arrepienten por sus hechos, tendrán que sufrir la justa retribución de Dios. Dios se compadece de sus siervos y lo hace vindicándoles.
Dios te ha escogido, Dios es Soberano y Dios hace justicia. Se compadece del agravio que han sufrido sus siervos. Vamos a alabar a Dios por estas mismas cosas juntamente con el salmista: “Los que teméis a Jehová, ¡bendecid a Jehová! ¡Bendito sea Jehová desde Sión, que mora en Jerusalem! ¡Aleluya!” (135:20, 21).