“Y contaréis cincuenta días (después de la ofrenda de las primicias); entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová” (Lev. 23:16).
1. La fiesta de las semanas: Pentecostés, la celebración de la venida del Espíritu Santo. Esta fiesta del final de la cosecha del trigo cae cincuenta días después de la presentación de las primicias que representa la resurrección de Cristo. ¡Claro, cincuenta días después de la resurrección de Cristo vino el Espíritu Santo! Es asombroso como Dios hace las cosas. Las fiestas son proféticas: ¡Cristo murió en la Pascua, resucitó en la fiesta de las primicias, y el Espíritu Santo vino en el día de Pentecostés!
Si la fiesta de las primicias celebra el comienzo de la cosecha, la de las semanas o Pentecostés, celebra el final. El ritual para este día consistía en presentar a Dios dos panes de flor de harina con levadura, la comida normal de Israel. Puesto que llevaban levadura, no se ponían en el altar, sino que se alzaban delante de Dios en un acto de dedicación. Iban acompañados de siete holocaustos, una ofrenda de cereales, un sacrificio por el pecado y un sacrificio de paz. Era la gran celebración de la cosecha, la provisión de Dios. El día de Pentecostés cuando vino el Espíritu Santo vio la cosecha de 3.000 añadidos a la iglesia.
Esta fiesta nos recuerda del gran día de celebración cuando todos los redimidos también resucitarán como Cristo, las primicias de la nueva raza, resucitó. Los ángeles separarán la cizaña del trigo. Nosotros estaremos “cosechados” para ir al granero de Dios, mas la cizaña al fuego eterno. Mientas tanto, nosotros ahora disfrutamos de “las primicias del Espíritu”. Un día lo tendremos en toda su plenitud.
2. La fiesta de las trompetas: ¡Despiértate, para juicio o vida eterna! El séptimo mes en el calendario judío empezaba con el sonido de trompetas, señalando que algo importante iba a ocurrir. La trompeta en cuestión no es la moderna nuestra, sino el cuerno de un carnero, el shofar. Anunciaba el comienzo del séptimo mes en el cual se celebraba el día de la expiación y la fiesta de Tabernáculos, juicio, salvación y vida eterna. En la Biblia suenan trompetas en momentos de suma importancia: (1) En el Sinaí cuando Dios dio la Ley: “Vinieron truenos y relámpagos y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte… y todo el monte se estremecía en gran manera. El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba y Dios respondía con voz tronante” (Ex. 19:16-19 con Heb. 12:18-21). (2) En el Calvario hubo oscuridad y terremoto cuando la ira de Dios se descargó en juicio sobre nuestro Substituto (Mat. 27:51). Dios lo profetiza en Levítico con son de trompeta. (3) Las 7 trompetas que anuncian los juicios de Dios sobre la tierra, con truenos, relámpagos, granizo y terremotos (Ap. 12:19). (4) La Segunda Venida de Cristo y la resurrección de los muertos (1 Tes. 4:16 y 1 Cor. 15:52). “El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”. Cuando oímos el sonido del trompeta de Dios que sacude la tierra, ¡miremos al Cielo!, porque nuestro Salvador descenderá en gran poder y gloria y seremos arrebatados para estar siempre con Él.