“En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos… Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen, ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” (Hechos 4:12, 18, 19).
Hoy día estamos observando un choque frontal entre dos religiones y dos filosofías que no pueden convivir juntos en este planeta, porque sus premisas no lo admitan. Por un lado tenemos el choque entre el cristianismo y el Islam, y por otro, el choque entre la tolerancia moderna y el Islam.
El cristianismo declara que solo hay salvación en Cristo; el Islam declara que no hay salvación fuera del Islam. Estas dos creencias podrían convivir si no fuese que el fundamentalismo islámico no deja en paz a los de otras religiones. Cuando el joven rico preguntó a Cristo cuál era el camino de salvación y lo rechazó, Jesús le dejó ir en paz, sintiendo pena por él (Mt. 19:22). Pero el modus operandi de Mahoma no era dejar ir en paz a los que rechazaban su enseñanza, sino a declarar la guerra santa contra ellos y matarlos. “El creciente poder militar de Mahoma, la práctica del asesinato del disidentes mediante comandos especialmente encargados de la esa misión, el trágico destino de los opositores, la utilización de la tortura… acabaron provocando, al fin y a la postre, que en el 630 La Meca se entregara sin combate a Mahoma. A su muerte el islam se había convertido en la única religión permitida en el península arábiga, ocasionando el despojo, unido a la muerte o al exilio, de sus adversarios” (Cesar Vidal, España Frente al Islam). El Islam, como el cristianismo, enseña que la vida del fundador es el modelo a seguir.
Se produce otro choque frontal entre la filosofía moderna de la tolerancia y el Islam. Europa está llena de musulmanes que han sido recibidos con respeto. Se les ha concedido los mismos derechos que goza el resto de la población, en los colegios, en los hospitales y en los lugares de trabajo. No es porque se hayan integrado en la sociedad, porque forman un grupo aparte, sino por la tolerancia. Muchos han sacado la nacionalidad y tienen el mismo derecho de votar como los demás. Si subiesen al poder por el proceso democrático, no practicarían la tolerancia, porque no forma parte de su religión. Ahora, se aprovechan de ella, porque les beneficia, pero ya hemos observado otros países bajo su gobierno, y no hay tolerancia. Lo que es llamado el islam radical es simplemente la puesta en práctica del modelo de vida de Mahoma, lo mismo que el cristianismo radical es vivir como Cristo vivía.
¿Qué hace un cristiano radical cuando se encuentra con un musulmán radical en un país post-cristiano? Le ama y le presenta el evangelio para que sea salvo. Si lo rechaza, le deja en paz. ¿Y qué hace el musulmán radical cuando se encuentra con un cristiano radical en un país islámico? Le presenta la oportunidad de creer el Islam. Si lo rechaza, le mata. No hay convivencia posible. ¿Y qué pasa cuando un musulmán radical viene a vivir en un país de tolerancia? Aprovecha la tolerancia para hacer guerra contra el gobierno y los ciudadanos del país en consecuencia con sus creencias. No hay convivencia posible.
Estamos viendo que, con el Islam fundamentalista, es decir, con islamistas consecuentes, dedicados al estilo de vida que Mahoma enseñó, peligra la paz del planeta. También estamos viendo que la tolerancia no es la solución, ¡y menos lo es la intolerancia! No podemos tolerar la matanza por motivos religiosos. Una tercera cosa queda clara: el cristiano consecuente, el que no está dispuesto a negar su fe, tendrá que pagar con su vida con cada vez más frecuencia.