GRACIAS

“Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios” (Salmo 156:5).

            Nuestra esperanza está en el Dios de Jacob. ¡Cuán bienaventurados todos los que esperan en Él!

            Hoy terminamos el año dando gracias al Señor por lo que más hemos apreciado de este año. Por mi parte digo: 

            Oh Señor, gracias por todas las veces que me has hablado y me has dado tu paz, esperanza, ilusión, consuelo, fuerza, y el ánimo para seguir adelante.  Sostienes el universo con la palabra de tu poder, y a mí también.“Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah”(Salmo 46:7, 11). Eres Dios Omnipotente y Dios cercano, el Soberano de las fuerzas celestiales y el ayudador del miserable Jacob.

            Gracias por todas las veces que me has devuelto a mi lugar de descanso en tus promesas. Gracias que esta palabra despeja la ansiedad y trae calma.

            Gracias por enseñarme a filtrar mis pensamientos, a no darles rienda suelta, sino a cerrar la entrada al derrotero que conduce a la desesperación y reconducir mis pensamientos a lo que tú has prometido.  

            Gracias por todas las instrucciones diarias que me das, de lo que quieres que haga en el día. Gracias por estar tan pendiente y tan presente en todo lo que hacemos. Gracias por enseñarme que todo lo que hacemos, lo hacemos para ti, y que en esto consiste su valor. Entonces lavar, fregar y cocinar cobran un valor espiritual.

            Gracias por la gente que ha pasado por nuestra vida este año. Por lo que me das para cada uno y por lo que recibo de ellos. Es un privilegio y un honor formar parte de tantas vidas. Gracias, Padre, que has vuelto a tocar mis ojos. Antes veía a las personas como sacos de defectos. Ahora veo a cada uno de infinito valor, como un universo profundo, digno de conocerse, real, fascinante, humano y personal, desde la gente de la calle, hasta la gente de la iglesia.

            Y gracias, Padre, por el ministerio de compartir tu Palabra cada día por medio de estos medios modernos de comunicación. Este año, cada día me has dado palabra para compartir. Tu Espíritu me ha abierto la Palabra, me ha dado entendimiento, me ha llevado a otros textos paralelos; ha convertido esta Palabra escrita en vida para mí para poder transmitirla a otros, y esto no es menos que una obra de tu gracia y misericordia en respuesta a las oraciones de muchos. Gracias por la parte que yo he podido tener en ello. Me has demostrado que no solo de pan vivirá el hombre sino de todo lo que sale de tu boca (Deut. 8:3).

            En las palabras de un viejo himno, en cuentas resumidas: Gracias, Padre, por mi Redentor, gracias por todo lo que provees, gracias por los días soleados y por los días tristones, gracias por tiempos que ahora tan solo son un recuerdo, y, más que nada, gracias por Jesús a mi lado. Amén.