“Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos e el mesón” (Lu. 2:6, 7).
Esta canción lo dice todo. El Bebé acostado en el pesebre fue el Creador de las esferas del universo y el Crucificado del Calvario. Tomó forma humana, y como hombre se enfrentó con los poderes de las tinieblas y los venció. Llevó cautivo la cautividad. Ascendió al Cielo y se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas desde donde volverá para juzgar a muertos y vivos. Este es nuestro Salvador y su adviento al mundo lo celebramos en el día de hoy. ¡Qué Salvador más maravilloso!