PROFECIAS ACERCA DE LAS NACIONES (3)
“¿No hay descendientes de Israel para que hereden la tierra de Gad? ¿Por qué ustedes, adoradores de Moloc (el ídolo Milcom), habitan en sus ciudades?” (Jer. 49:1).
Mensaje acerca de Amón:
Con cuatro Biblias abiertas, para comparar las traducciones y comprender el texto, y un comentario (“Jeremías y Lamentaciones” por Derek Kidner y R. K. Harrison), finalmente sacamos lecciones interesantes para nosotros. Dios pronuncia esta profecía contra los amonitas porque están ocupando el territorio que pertenece a Israel. De aquí cuelga una historia que remonta a los tiempos de Moisés. Cuando los israelitas salieron de Egipto tuvieron que pasar el Jordán para entrar en su herencia, pero las tribus de Rubén y Gad decidieron quedarse al este del Jordán y no entrar a poseer la tierra que Dios tenía designada para ellos al lado de sus hermanos, las 10 tribus restantes (Ver Núm. 32). Se separaron. Vieron que las tierras de Jazer y Galaad eran ideales para sus rebaños y manadas (Num. 32:2) y quisieron quedarse allí. ¡En seguida se nos encienden luces rojas! ¿Podemos superar lo que Dios ha escogido para nosotros? Y si encontramos algo mejor de lo que Él ha planeado, ¿podemos negociar con Él para conseguirlo? Esto es lo que hicieron estas dos tribus. Negociaron con Moisés y finalmente, bajo una serie de condiciones, consiguieron permiso. ¿Y qué pasó? Tuvieron problemas, Rubén con los moabitas y Gad con Amón. Rubén acabó por desintegrarse y Gad fue deportando por Asiria en los años 734/3. Así los amonitas vinieron a vivir en su territorio, y por eso Dios pronuncia juicio sobre ellos, por ocupar el territorio que no era suyo. La lección para nosotros es obvia: quédate con tus hermanos, acóplate a los planes que Dios tiene para ti, y no negocies con Dios para conseguir tu voluntad porque te parece mejor, porque a lo largo te irá mal.
Mensaje acerca de Edom, Damasco, las tiendas de Cedar, y Elam:
Edom fue famoso por sus hombres sabios y sus casi inaccesibles fortalezas. Sin embargo, Dios les habla de un desastre total. Su juicio cae sobre ellos por su odio eterno hacia Israel. No solo se regocijaban de su caída bajo Nabucodonosor, la aprovecharon para saquear sus ciudades y atormentar a sus fugitivos.
“Este es el mensaje que se dio acerca de Cedar y los reinos de Hazor, que fueron atacados por Nabucodonosor: “Id” dice el Señor al rey Nabucodonosor. “Ataca a las opulentas tribus viviendo a solas en el desierto sin preocupación alguna, jactándose de que son autosuficientes, que no necesitan ni muros ni puertas… Yo traerá calamidad sobre ellos” (v. 31-33, TLB).
Elam confiaba en sus arqueros, Amón en Moloc, Edom en su sabiduría y peñascos, Damasco en su fama, y Cedar en su lejanía y movilidad, y todos cayeron bajo el rey de Babilonia, el instrumento que Dios usó para juzgarlos.“Sin embargo, en los días que vienen restableceré el bienestar de Elam. ¡Yo el Señor, he hablado!” (v. 39). Así finaliza esta sección de juicio, con un toque de gracia. En el día de Pentecostés estaban presentes elamitas escuchando al evangelio de la gracia de Dios en Cristo para todas las naciones: “¿Cómo pues les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medios, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia” (Hechos 2:8, 9). ¡Dios se dirigió a los elamitas en su propio idioma para que fuesen salvos!