Jeremías (1)

JEREMÍAS, su biografía y su mensaje (1)

“Vino, pues, palabra de Jehová a mí diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que naciese te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jer. 1:4, 5).

Biografía:
El padre de Jeremías fue sacerdote. Jeremías fue llamado a su ministerio cuando todavía era joven, en el año 13 del reinado de Josías, 627 a. C., año que coincidió con la muerte del último gran emperador asirio, evento que señaló el final del imperio asirio bajo cuyo yugo Israel había estado durante casi un siglo. Judá proclamó su independencia bajo Josías y el futuro se presentaba de manera favorable para Israel, pero la generación siguiente iba a ver el atraso catastrófico más grande en toda la historia de la nación, su destrucción y la cautividad por Babilonia, la siguiente potencia mundial. En estos tiempos turbulentos fue llamado Jeremías para ser la portavoz de Dios. Su carrera abarcó el reinado de los últimos cinco reyes de Judá y los primeros años de la cautividad.
            Bajo Josías (639-609 a C.) hubo arrepentimiento nacional, pero fue poco profundo. Cuando Jeremías denunciaba los pecados de Israel, los de su pueblo, Anatot,  buscaron su vida para matarle diciendo: “No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos” (11:21). Cuando Jeremías presentó su queja delante de  Dios, el Señor le contestó con Su profundo dolor: “He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos” (11:7).

            En el reinado de Joacaz (597), que solo duró 3 meses, Israel estuvo bajo Egipto, el poder mundial. Joacim (609-598), su malvado hermano, le sucedió. Babilonia derrotó a Egipto, Joacim se rebeló contra Babilonia, y el imperio atacó a Israel. Su hijo fue el rey siguiente; Joaquín (597), fue llevado a Babilonia y su tío, Sedequías (597-586) reinó en su lugar. Cuando él se rebeló contra el imperio, los caldeos destruyeron a Jerusalén y la prendieron a fuego.

Después de la caída de Jerusalén  (587-575) Jeremías fue puesto en libertad al lado de Gedalías, el gobernador quién simpatizó con él, pero los judíos le asesinaron y huyeron a Egipto llevando a Jeremías y Baruc con ellos. Jeremías ya fue anciano. Las circunstancias de su muerte son desconocidas. Según los padres de la iglesia fue apedreado por los judíos en Tafnes, pero según la tradición rabínica fue llevado a Babilonia con Baruc y los dos murieron allí. Ninguna de ellas está bien fundada.      

Mensaje:
            El mensaje de Jeremías fue que Dios protegería a Israel siempre que fueran fieles al pacto. La teología popular fue que Dios estaba comprometido con la preservación de Jerusalén, el templo y la línea de David no importaba lo que los judíos hicieron, que Dios podría disciplinar, pero nunca totalmente destruir. Esta fue la posición de los sacerdotes del templo y los profetas. “Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?” (Ver Jer. 7:1-15). ¡Es el mismo debate que sigue hoy! ¿Somos libres para seguir pecando? Los hay que mantienen que, una vez que uno ha hecho profesión de fe, es salvo para siempre, no importa lo que hace, aunque no haya ninguna evidencia de una vida santa. Este sermón casi le costó la vida del profeta, ¡lo mismo que pasaría hoy día!